ACN – México.- (Joop Koopman, ACN de Estados Unidos) Boko Haram parece estar controlado; hay menos ataques por parte de este grupo. Sin embargo, usted habla de otras manifestaciones del extremismo islámico en forma de los ataques de pastores Fulani contra agricultores cristianos.
Esa es mi sospecha: que el yihad está tomando un nuevo rumbo. Parece un problema entre pastores y agricultores. En el pasado, la situación se apaciguaba después de un choque; pero he visto casos en los que los pastores no solo dejan pastar allí sus ganados, sino que ocupan las tierras; además, musulmanes del norte vienen a establecerse aquí. Parece ser una estrategia para poblar deliberadamente esas áreas con musulmanes y, al disponer de una mayor población, para influir en la toma de decisiones políticas en la región. No se trata de la extrema violencia de Boko Haram, pero sí de otro modo de captar a Nigeria para el Islam. Esta crisis está sucediendo desde hace tres años en nuestra región. También es sospechoso que los pastores tengan acceso a un armamento altamente desarrollado; parece que existe una cierta financiación de las agresiones por parte de los Fulani, que han producido numerosos muertos, destruido varias poblaciones y causado el desplazamiento de miles de personas.
¿Existe una competencia entre musulmanes y cristianos por conseguir la supremacía en el «cinturón central», donde no hay predominio de una de las religiones?
Ambas religiones están llamadas a conseguir nuevos fieles. La diferencia radica en su enfoque: el cristianismo apuesta por la convicción a través de la predicación. Para el Islam, puede darse el caso de coacción: el planteamiento de que si alguien quiere llegar a obtener un cargo en el gobierno ha de ser musulmán. Por ejemplo se presenta el cargo de los líderes tradicionales como si perteneciera solo a los musulmanes, por lo que se insta a algunos cristianos que entran en consideración para esos cargos a que se conviertan al Islam.
En este sentido: ¿cómo valora la política del Presidente Muhammadu Buhari; está siendo justo con los cristianos?
Tengo ciertas dudas. Es muy cauteloso y un poco lento, por ejemplo, en condenar la crisis de los Fulani. Me gustaría que se pronunciara más claramente sobre este asunto y que tomara medidas concretas para combatir el extremismo islámico. Mi preocupación es que, aunque miembros de Boko Haram han muerto o están esperando su juicio, la organización se dirija a la clandestinidad, con miembros escondidos en varios lugares. La violencia podría volver a estallar fácilmente.
¿Cuál es, desde su punto de vista, la solución para detener realmente el extremismo islámico?
Seguimos diciendo que la solución debe ser el diálogo; pero los partes deben sentarse en la mesa de negociaciones con una voluntad sincera de vivir en paz. Además hay que reconocer que muchas de las bases Boko Haram han sido descuidadas durante mucho tiempo por la élite musulmana del norte. Estos jóvenes, y también adultos, no han recibido una educación adecuada porque la educación occidental era rechazada; viven al margen de la sociedad y la única formación que reciben es el fundamentalismo islámico. Están llenos de odio y no tienen nada que perder. Y mientras tanto, ¡la élite musulmana envía a sus hijos a estudiar al extranjero! No sorprende que Boko Haram haya atacado también a líderes musulmanes.
Usted y sus sacerdotes, ¿utilizan sus homilías para abordar estas cuestiones?
Evitamos que se extiendan las hostilidades; predicamos paz y reconciliación; urgimos a los agricultores cristianos a que no tomen represalias… como mucho, les animamos a que se defiendan a sí mismos; pero no podemos decirles que vayan a luchar, pues es algo que traicionaría el espíritu del Evangelio. Efectivamente, entre los cristianos existe un gran temor a la persecución. Esto hace que muchos de ellos hagan concesiones con su fe, o incluso la oculten. Los que permanecen firmes merecen todo nuestro apoyo.
¿Proporcionan las autoridades locales, como la policía, alguna ayuda?
Lamentablemente, la corrupción y el soborno obstaculizan los esfuerzos en pro de la seguridad. La corrupción, por supuesto, es omnipresente en toda Nigeria.
