Mons. Bertin: “Hemos consagrado de nuevo la capilla de San Antonio, único lugar de culto en Somalia”

 ACN.- “Aunque sea en silencio, es mejor estar que no estar”, así explica Mons. Giorgio Bertin, administrador apostólico de Mogadiscio y obispo de Yibuti, la presencia de la Iglesia Católica en esta zona del Cuerno de África donde vive y trabaja desde hace casi 40 años.  

Al prelado italiano se le ilumina la cara cuando se le pregunta por la pequeña Iglesia de San Antonio de Padova, situada en la ciudad somalilandesa de Hargeisa, “la construyeron los capuchinos en 1950, pero durante muchos años ha estado cerrada. Antes de las rebeliones contra las autoridades de Mogadiscio yo daba misa aquí al menos tres veces al año, en Navidad, Pascua… Luego era muy peligroso”. En 1996 un colaborador de Cáritas comenzó a hacer obras, incluso hizo una tapia, pero era un riesgo estar allí, estaba cerrada y había un señor que la vigilaba. “El pasado mes de enero hablé con las autoridades de Hargeisa explicándoles que queríamos abrirla de nuevo y que sería también un lugar donde llevar a cabo la actividad humanitaria con Cáritas. Lo aceptaron y consagré de nuevo la Iglesia”, responde con una sonrisa de oreja a oreja en declaraciones a Aid to the Church in Need (ACN) en Roma, en un viaje relámpago a Italia. “No vienen muchas personas a misa, diez a los sumo, pero es importante”.

La pequeña iglesia de Hargeisa es el único lugar de culto católico de toda Somalia  actualmente, un país donde cada vez “hay más mezquitas por las ayudas que llegan de Arabia Saudí”. “En Mogadiscio no hay ninguna posibilidad de estar presentes porque es muy peligroso, hay algún católico, pero si por ejemplo hacen cualquier actividad con Cáritas arriesgan su vida. Sólo podemos estar allí a través de otras asociaciones somalíes”.

La Santa Sede pidió a Mons. Bertin ser administrador apostólico de Mogadiscio cuando asesinaron a Mons. Salvatore Colombo hace 27 años, después de que los rebeldes destruyeran la gran totalidad de la capital somalí y toda la presencia física de la Iglesia Católica. “Nos tomaron como punto de mira, pero no sólo a nosotros, destruyeron todo, embajadas, instituciones públicas…”. Una rebelión tal que marcó un antes y un después en la historia de Somalia donde todavía no se ha podido formar un Estado, sino que el país se ha divido en zonas y se han autoproclamado diversos estados autónomos, en su mayoría no reconocidos.

En Yibuti la Iglesia sí es respetada

Puntualiza Mons. Bertín que en el estado independiente de Yibuti donde él vive habitualmente, es diferente que en Somalia, “allí estamos tranquilos, no hay peligros, la Iglesia es respetada”. En esta excolonia francesa, viven actualmente 5.000 católicos, la mayoría extranjeros que están allí por trabajo, o franceses o personas que llegan desde Etiopía. “También hay fieles autóctonos de Yibuti que son católicos, ya sea por tradición familiar o huérfanos que fueron acogidos por instituciones de la Iglesia, pero son los menos”.

“En Yibuti la labor más grande de la Iglesia son las escuelas y el trabajo de Cáritas”, afirma el obispo italiano tocando la cruz de madera que lleva en el pecho, “son como nuestros dos brazos”. “El trabajo pastoral allí es muy reducido, y aunque no hagamos conversiones ni las sigamos, sí que llevamos la semilla del Evangelio a la gente, ya que el 99 % de los alumnos de nuestros colegios son musulmanes. Saben que somos serios, que les respetamos y ellos nos respetan a nosotros”.

En este país de mayoría musulmana, viven 30 religiosos aproximadamente, hay dos iglesias católicas y cuatro estaciones misioneras. “Un sacerdote o una religiosa no están sólo para los católicos, está presente en la sociedad, en contacto con las personas, abiertos a ellos, no nos podemos quedar cerrados en nuestras estructuras”, detalla Mons. Giorgio Bertin, quien pisó el Cuerno de África por primera vez en 1969, donde vive desde 1978.

Hace poco el Papa Francisco recibió al entrevistado en audiencia, “me escuchó, hablamos de las realidades de allí, nos agradeció por nuestra labor y también por el regalo que le llevé que era incienso, ¡y me dijo que el incienso de Somalia era muy bueno!”, explica riéndose, “ahora estamos esperando a la visita Ad Limina”.

La fundación internacional ACN ha ayudado tanto en Somalia como en Yibuti en diferentes proyectos, por ejemplo en la traducción y la publicación de diferentes libros como el catecismo. “Estoy muy agradecido a Aid to the Church in Need, tenemos una buena relación desde hace ya muchos años”, afirma el obispo de Yibuti.

 

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