Proyecto: Apoyos para seminaristas guatemaltecos que acompañan en cárceles

ACN.- En el siglo VIII los moros conquistaron toda la Península Ibérica, y siete siglos duró la Reconquista, la lucha de los españoles contra los ocupantes musulmanes. Los moros también tomaron cautivos a muchos cristianos para venderlos como esclavos, y a estos no solo se les privaba de la libertad, sino que también corrían peligro de perder su fe cristiana.

El joven Pedro Nolasco de Barcelona decidió que había que hacer algo por ellos. Ya de joven compró con la herencia que le había dejado su padre la libertad de 300 cautivos. En el año 1218 se le apareció la Madre de Dios y le transmitió el mandato de fundar una orden para la redención de los cautivos. Así surgió la comunidad religiosa de los Mercedarios, que debe su nombre a Nuestra Señora de las Mercedes.

Los miembros de esta orden pagaron innumerables rescates para liberar a prisioneros cristianos de los moros, y no era raro que renunciaran a su propia libertad o incluso a su propia vida para salvar a estos infelices. Su regla incluye, además de los tres votos de pobreza, castidad y obediencia, un cuarto: el de liberar a esclavos cristianos, aun a riesgo de perder la propia libertad y la propia vida.

Esta orden está presente sobre todo en Iberoamérica, y también hoy, sus miembros se ocupan de los presos mediante la pastoral en las prisiones, la prestación de ayuda material concreta a las familias de los presos sin recursos, y el asesoramiento a personas (posiblemente inocentes) que entran en conflicto con la justicia. Además, también apoyan a las personas que han cumplido su condena, porque muchos presos no tienen familia y tras su puesta en libertad se encuentran ante la nada. Los Mercedarios los ayudan a encontrar un trabajo y a reintegrarse en la sociedad.

Esta orden está bendecida con vocaciones. Así, por ejemplo, actualmente se forman 15 jóvenes varones en el seminario de la orden en Guatemala. Ayuda a la Iglesia Necesitada apoyó su formación el año pasado con 4.090 euros, y los futuros sacerdotes nos dan las gracias de todo corazón.

Referencia: 219-02-79

Guatemala
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