Tras la visita histórica del Papa Francisco a Irak, quien dejó un mensaje de cercanía y aliento a la castigada minoría cristiana que queda, y llevó consuelo a todo el pueblo iraquí, estableciendo puentes de diálogo y acercamiento entre las distintas religiones, los líderes de la Iglesia en este país nos han pedido personalmente que compartamos contigo lo desesperante que es la situación para los católicos que viven en Irak. ¿Cómo no podemos responder?

La Iglesia de Irak es una Iglesia pobre, que ha perdido todo a manos de los yihadistas y muy perseguida. Hoy se encuentra en riesgo de desaparecer pues la comunidad cristiana se ve año a año mermada ante la discriminación, la falta de futuro, la emigración y los ataques terroristas.

Junto al Papa Francisco, queremos seguir cerca de nuestros hermanos, que son imprescindibles, pues sin ellos no hay diálogo, ni convivencia, ni paz en una sociedad dividida por el odio. Estos cristianos de Irak son únicos. Son luz y sal. Con su presencia, están cambiando el corazón herido de Irak.

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