ACN-México.- El padre Sebastiano D’Ambra responde la llamada telefónica de Ayuda a la Iglesia Necesitada con un tono cansado. Son las tres de la tarde en Filipinas. “Estaba actualizando ahora la página web de Silsilah”, se escusa mientras se escucha como apaga el ordenador. El misionero siciliano lleva casi 40 años viviendo en este país del sudeste asiático y trabajando por eldiálogo y la paz entre cristianos y musulmanes. Más de la mitad de su vida.“Antes Filipinas era un sueño para el diálogo interreligioso, era todo armonía, ahora la situación ha cambiado totalmente”, explica el sacerdote del Pontificio Instituto de Misiones Externas, (PIME por sus siglas en italiano).“Las amenazas de los islamistas son constantes en el sur del país, sobre todo en la Isla de Jolo. Raptos, violencia, persecuciones… hace poco han matado un cristiano”, declara decepcionado detallando que detrás de esta situación se esconden “intereses geopolíticos y militares”, “es un escenario muy complejo”.
Hace 30 años D’Ambra fundó un movimiento por “el dialogo y la paz” entre cristianos y musulmanes reconocido internacionalmente, llamado Silsilah Forum y al que pertenecen numerosos grupos interreligiosos de Filipinas.Durante décadas han vivido una verdadera hermandad entre religiones, “antes se trataba con un Islam tradicional, ahora todo ha cambiado, han crecido las corrientes violentas y cada vez son más fuertes”.
Padre Sebastiano pide a los líderes islámicos que no hagan “como si nada pasara”, que se movilicen y denuncien ante las autoridades el peligro que se está viviendo, “están de brazos cruzados, tienen miedo de las represalias y optan por el silencio”. Y es que se trata de una situación alarmante tanto para los cristianos como para los musulmanes moderados.
Según explica el Padre Sebastiano a la fundación pontificia ACN, el Islam está creciendo en Filipinas a pasos agigantados. “En Mindanao por ejemplo, antes el 80% de la población era cristiana, ahora hay fuentes que dicen que son sólo el 60% y el 40% son musulmanes”. “Los cristianos no están tranquilos, viven con miedo, tienen terror de hablar y de ir a misa a pesar de la presencia de militares”, afirma el sacerdote, “muchos cristianos se están yendo de aquí”.
A pesar de todo este panorama, los filipinos continúan siendo muy devotos, “las iglesias siguen estando llenas” y las fiestas religiosas como la Semana Santa se celebran “a lo grande”.
Cabe recordar que durante el viaje de Papa Francisco a Filipinas en enero de 2015 acudieron a la misa que celebró el Santo Padre en Manila más de 6 millones de personas, siendo así el evento más multitudinario presidido por un Pontífice en la historia.
¡Que la Virgen del Pilar nos proteja! Los fieles de Zamboanga -ciudad del sur de Mindanao donde vive actualmente D’Ambra- tienen una especial devoción a la Virgen del Pilar, advocación mariana de tradición española que quedó en Filipinas después de los tres siglos de presencia de la corona española. “La Virgen del Pilar está muy presente entre los fieles. Siempre la rezan para que no nos abandone nunca, y más ahora ante esta pesadilla de violencia mundial”.
Un odio y un terror que ya vivieron en Zamboanga en sus propias carnes en el año 2013 cuando el Frente Moro de Liberación Nacional quemó y arrasó gran parte de la ciudad dejando numerosas víctimas mortales. Y precisamente como escisión de esta milicia nació el movimiento yihadista Abu Sayyaf que actúa sobre todo en las islas del sur del país y han llevado a cabo gran cantidad de atentados, como el del pasado junio cuando decapitaron a un turista canadiense.
Un clima de violencia e intolerancia contra el que Sebastiano lucha a diario, y con él, la fundación pontificia ACN quien ayuda desde hace años al padre D’Ambra con numerosos proyectos para fomentar la paz y el diálogo. Por ejemplo con cursos de formación para laicos, campañas para fomentar la tolerancia, apoyo a la construcción del centro del SilSilah en Zamboanga o diferentes publicaciones, siempre con la intención de fomentar las buenas relaciones entre cristianos y musulmanes.
Ayuda a la Iglesia Necesitada, Fundación de la Santa Sede, fue promovida por el Papa Pío XII e iniciada por P. Werenfried van Straaten en 1947, para ayudar pastoralmente a la iglesia necesitada o que sufre persecución en cualquier parte del mundo. Cuenta con 22 oficinas nacionales y apoya proyectos en más de 140 países del mundo, incluido México.