Argentina: Ayuda a la formación y al sustento para 20 religiosas

ACN.- Con una superficie de casi 2,8 millones de kilómetros cuadrados, Argentina es el octavo Estado más grande del mundo. Actualmente, la patria del Papa Francisco atraviesa una grave crisis económica: la pobreza va en aumento, y ya en 2019, el 40% de sus 44 millones de habitantes eran clasificados como pobres. Por desgracia, la pandemia ha empeorado la situación. El país se ha visto muy afectado: en la última semana de mayo de 2021, se registraron 3,5 millones de infecciones y más de 74.000 muertes por Covid-19. Desde el 22 de mayo, el país vuelve a estar confinado, ya que la situación se ha vuelto a agravar dramáticamente: cada día hay 30.000 nuevas infecciones y más de 500 muertes.

La crisis también golpea con fuerza a la Iglesia. El año pasado las Misioneras de Jesús Verbo y Víctima nos escribieron que su situación era “muy, muy difícil”. Debido a la pandemia, ni siquiera podían acoger a las jóvenes que querían unirse a su comunidad, y para desplazarse entre los distintos departamentos (provincias), necesitaban un permiso especial. Las religiosas también sufrieron económicamente.

Su congregación se fundó en Perú en 1961. Estas religiosas acuden principalmente a lugares remotos y de difícil acceso donde faltan sacerdotes para dedicarse a la atención pastoral de los pobres y marginados. Entretanto, a la congregación pertenecen más de 400 Hermanas, activas en varios países iberoamericanos. Desde sus misiones a menudo viajan durante horas por caminos de tierra, incluso a pie o montadas en mulas, o toman un barco para visitar una aldea remota o una granja aislada habitadas por un puñado de familias. Se dice que donde termina una carretera asfaltada, comienza el trabajo de las Hermanas Misioneras.

En Argentina, la congregación cuenta actualmente con veinte Hermanas, algunas de las cuales todavía están formándose. Una de ellas es la Hna. María Agustina, que tiene 24 años y ya ha emitido sus votos temporales, y que nos ha escrito: “Doy gracias a Dios por permitirme estar en esta congregación, y rezo cada día por la gracia de ser fiel hasta el fin de mi vida. Tengo claro que, como en cualquier matrimonio, hay cruces que soportar y pruebas que superar, pero son esos los momentos en los que se demuestra de verdad el amor por nuestro Esposo crucificado y por Dios. Hoy, en estos tiempos, la Iglesia nos necesita más que nunca, porque el hombre se ha alejado de Dios y la Iglesia recibe muchos ataques. Desde la confianza en las palabras del Señor: «Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”, me abandono por completo a sus divinas manos hasta el momento en que Él me llame a nuestras bodas eternas”.

Gracias a la ayuda de nuestros benefactores, pudimos ayudar a estas religiosas de Argentina a la formación de las jóvenes Hermanas y al sustento de las veinte religiosas. Estas nos expresan su más cordial agradecimiento y rezan por todos los benefactores.

 

Referencia: 209-05-39

 

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