ACN.- Con una superficie de apenas 28.000 kilómetros cuadrados, Burundi es uno de los países más pequeños de África y está densamente poblado con casi 12 millones de habitantes. Está considerado el país más pobre del mundo y ha soportado varios genocidios y una guerra civil de 1993 a 2005. La situación política de este país centroafricano sigue siendo inestable, y la violencia podría recrudecerse en cualquier momento.
La Iglesia católica es aún joven en Burundi, pues hasta hace 125 años no llegaron los primeros misioneros, que fueron asesinados. En cambio, en la actualidad, cerca del 60% de la población es católica, y resulta gratificante que muchos creyentes sean muy devotos y que haya numerosas vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. Así, Burundi puede incluso dar misioneros a otros países que no están tan bendecidos con vocaciones. Además, es impresionante que los fieles, a pesar de su pobreza, muestren un gran compromiso y una admirable disposición a hacer sacrificios para que, por ejemplo, se construya un lugar de culto en su comunidad.
La Iglesia católica desempeña un importante papel en la reconciliación de la sociedad y en la cicatrización de las heridas para construir un futuro de paz, y este es también el objetivo de los Padres Monfortianos de la parroquia de Bwoga-Chioggia. La parroquia está situada en las afueras de la capital de Gitega y abarca tres barrios marginales de la ciudad y 38 pueblos de los alrededores. El párroco Jean-Trésor Bafengo y sus compañeros quieren reforzar el compromiso por la paz y la reconciliación, y ayudar a la gente a construir “puentes de paz” para que nunca más se repitan las orgías de odio y violencia del pasado.
El párroco, que se preocupa especialmente por los jóvenes, nos informa: “La mayoría de la población es joven, pero muchos chicos y chicas no pueden ir a la escuela debido a la extrema pobreza de sus familias y las consecuencias de la guerra civil y los genocidios. Muchos se quedan de brazos cruzados en casa y se frustran, y como no tienen empleo y nadie se preocupa por ellos, a menudo recurren a la violencia.
Nosotros creemos que con nuestra presencia y acompañamiento en sus esfuerzos de reconciliación podemos ayudarlos a convertirse en constructores de paz y a entrar en una lógica de reconciliación que contribuirá al bien de la Iglesia y de este país”. Pero para ello es necesario formar a líderes de grupos y celebrar diversas actividades y encuentros.
Para que los Monfortianos puedan visitar periódicamente los lugares que pertenecen a la parroquia -tanto para el programa de reconciliación como para la administración de los sacramentos, pero también para atender a los enfermos- necesitan urgentemente un vehículo, pues, para ellos, los desplazamientos hasta ahora vienen siendo extremadamente penosos. ACN quiere apoyarlos para comprar su vehículo, si está en tu corazón genereoso, únete también a ayudarlo. Visita: https://acn-mexico.org/quiero-donar
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