Cuba: Los católicos llaman a la renovación del país comunista

ACN.-  En un llamamiento, católicos cubanos critican duramente el sistema estatal y social comunista de su país y reclaman una renovación fundamental. En el comunicado del 24 de enero, al que ha tenido acceso ACN, los autores del comunicado esbozan un sombrío panorama de la situación en la república insular. «Estamos viviendo el colapso de un modelo económico, político y social», se dice allí.

Literalmente, el comunicado dice: «Cuba necesita cambios políticos. Necesitamos superar el autoritarismo».

Al mismo tiempo, los autores del llamamiento esbozan el sueño de «una república donde se rinda culto a la dignidad plena de todo hombre y mujer». Explican su propio compromiso político partiendo de «un compromiso político-económico-social que brota de la fe». Se trata de «transformar el mundo según la imagen del hombre pleno que hemos contemplado en Cristo».

Por el contrario, los autores del manifiesto consideran que el sistema vigente desde la revolución comunista a finales de los años cincuenta no es reformable. Literalmente dicen: «Aunque previsible por fundamentarse en una filosofía que ignora la verdad sobre lo que da sentido pleno al ser humano, el sistema económico, político y social que define los destinos de Cuba desde 1959, ha sido incapaz de evolucionar».

En particular, los autores lamentan la difícil situación económica de Cuba. El trabajo no permite al pueblo «el acceso a comprar dignamente lo que necesita. Vive acosado por un grave desabastecimiento, por precios prácticamente inalcanzables».

«La casi imposibilidad de vivir sin incurrir en ilegalidades, hace del “mercado negro” un aliado indispensable de la subsistencia y un ámbito dominado por el robo, el soborno y hasta el chantaje. El ambiente de “sálvese quien pueda”, donde todo vale, muestra una corrupción que permea prácticamente todos los estratos sociales», sigue diciendo el texto.

A esto se suma la sensación de ser continuamente espiados, lamentan los autores. A veces —dice el llamamiento— la persona, sin culpa alguna, se siente temerosa debido al excesivo control de los órganos de Seguridad del Estado que incluso llegan hasta la vida estrictamente privada de las personas.

El texto también lamenta las consecuencias de la situación para la familia cubana. Así, la emigración para buscar trabajo desestructura muchos hogares. «Frecuentemente, la única vía para mejorar la calidad de vida, tiene como consecuencia la separación de sus miembros».

Según los autores del texto, la frustración económica y la lucha cotidiana y fatigosa por la existencia provocan la pérdida del horizonte moral.

«No pocas veces, el anuncio de un hijo, que debería ser un motivo de esperanza y alegría, se convierte en causa de incertidumbre y preocupación y termina en el aborto», se dice en el comunicado.

Para superar la crisis, los autores proponen diversas medidas. Por ejemplo, se necesita con urgencia mejores marcos legales.

«El hecho de que no existan bufetes de abogados que trabajen con independencia del control del Estado, promueve la impunidad de un sector de la sociedad afín al gobierno, a la vez que pone en peligro cualquier iniciativa políticamente diversa y pacíficamente presentada», dicen los autores.

Además, se precisa un diálogo que incluya también a los cubanos exiliados que viven en el extranjero. Se necesita «el reconocimiento de la plena ciudadanía de los cubanos residentes en el exterior. Significa que estos también puedan participar activamente en la toma de decisiones de la sociedad cubana». Los autores se refieren de este modo a los cubanos que han huido de la isla, de la revolución comunista, desde 1959.

Para los autores del llamamiento es decisivo optar por la verdad. «Vivir en la verdad tiene un precio a veces alto, pero nos hace libres interiormente, más allá de toda coerción externa. Vivir en la mentira es vivir en cadenas».

Esta «opción fundamental por vivir en la verdad y en la libertad nos descubre nuestro real poder como ciudadanos. Somos un gigante dormido que puede hacer que Cuba cambie».

Aludiendo a la ideología oficial atea, los autores dicen: «Este pueblo, hace muchos años, le dio la espalda a Dios, y cuando un pueblo le da la espalda a Dios, no puede caminar».

El llamamiento finaliza apelando a la vuelta a Dios: «Nosotros, como creyentes, consideramos que es momento, como pueblo, de volver a Dios».

El 01.02. más de 725 cubanos —entre ellos numerosos sacerdotes— se habían adherido públicamente al llamamiento.

 

 

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