El padre Gigi Maccalli fue a Fátima a «agradecer a María» su liberación

ACN.- Fue una peregrinación discreta. El primer domingo de agosto, el padre Pier Luigi Maccalli estuvo en el Santuario de Fátima en Portugal su liberación en octubre del año pasado, tras casi dos años de cautiverio a manos de un grupo yihadista en la región africana de Sahel.

En una entrevista exclusiva con ACN, el sacerdote, que pertenece a la Sociedad de Misiones Africanas, recordó a la hermana Gloria Narváez Argoti, una religiosa colombiana que lleva más de cuatro años secuestrada por los yihadistas. El padre Pier Luigi pidió las oraciones de todos para que sea liberada rápidamente.

Durante la entrevista con ACN, el padre Maccalli -a quien acompañaba su hermano, el también sacerdote Walter Maccalli, y la misionera portuguesa Alexandra Almeida, ambos misioneros en Liberia- el sacerdote, también conocido cariñosamente como el Padre Gigi, dijo que estaba preocupado por la salud de la hermana Gloria: “Cada día rezo por esta religiosa que, desde hace cuatro años y medio, sigue en manos de sus secuestradores. Sufrí dos años de encarcelamiento y fue largo.  Ella lleva el doble de tiempo, es mujer y está sóla. Creo que necesita muchas oraciones. Pido a todos que recen todos los días por ella y por los demás presos, para que su liberación se produzca pronto».

EL MOMENTO MÁS DIFÍCIL DEL SECUESTRO

«El momento más difícil creo que fue cuando me esposaron. Recuerdo la fecha: 5 de octubre de 2018, después de haberme llevado en moto por todo Burkina Faso. Ese día, llegamos a una cueva y allí me esposaron a un árbol. Fue un momento muy incómodo. Lloré. Grité a Dios: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».

«Creo que [los terroristas] estaban organizados porque los que me secuestraron eran jóvenes fulani de las cercanías de Burkina Faso. Después de mi captura, al día siguiente, los vi llamando. Ciertamente, le transmitieron mis datos y se les ordenó que me llevaran en dirección a Mali. Cuando les pregunté a dónde me llevaban, me dijeron: «A los árabes».

“Los árabes” era una población que vive en Malí. De hecho, me entregaron a estos árabes que me llevaron en coche al desierto del Sahara. Un año después, estos me llevaron a otra zona donde están los tuaregs. En el primer vídeo que hicieron, el 28 de octubre, ellos me hicieron decir que el primer grupo que me había secuestrado era el Grupo de apoyo al Islam y a los musulmanes. Este grupo dirige varias asociaciones vinculadas a Al-Qaeda».

«Me he preguntado muchas veces el porqué del secuestro, lo que hice, lo que dije…. que fuera  de eso y no he encontrado nada que haya hecho, dicho u ofendido a nadie. No se me puede acusar de nada. Sólo creo que la misión de Bomoanga es una misión aislada, donde es fácil secuestrar a alguien y desaparecer en la selva.

No hay policía, nadie está de guardia en la misión, no hay un perro guardián. Es una misión abierta a todos, de acuerdo con nuestro estilo misionero: estar entre la gente, cerca de la gente y con ella. Somos presa fácil para personas sin escrúpulos que tienen malas intenciones.

LA AMENAZA YIHADISTA EN EL CONTINENTE AFRICANO

«La Iglesia nació de la persecución, desde su comienzo. De la prueba siempre nace una nueva comunidad, una nueva conciencia. Estoy convencido de que este momento difícil – para mí, para mi comunidad y para muchas comunidades de África, que están atravesando este tiempo de terrorismo – traerá frutos de paz, frutos de libertad, frutos de vida nueva y quizá una nueva conciencia de sí mismos en tantas comunidades que están siendo puestas a prueba.

Estoy en contacto con mis comunidades y me dicen que viven mucho esta inseguridad. A menudo se les invita a no reunirse en grupo para no dar la impresión de provocación. Rezan en sus casas. Algunos han tenido que abandonar sus pueblos, pero siguen rezando, esperando y pidiéndome que les siga apoyando en este tiempo de prueba. Debemos rezar todos juntos para que la paz reine de verdad y el Reino de Dios llegue con fuerza».

EL ROSARIO DE TELA, «LA COMPAÑÍA” DURANTE EL SECUESTRO

«Sí, hice [un rosario] con un paño, que me cubría la cabeza del sol, y todos los días rezaba a la Virgen Desatando los Nudos, encomendándole este gran nudo y pidiéndole que intercediera por mi liberación, por mi familia, por mi comunidad y por la paz en el mundo.

El rosario fue siempre mi compañero durante todo este tiempo en cautividad. A menudo digo que María y el Espíritu Santo me sostuvieron en ese momento difícil en el que experimenté la noche oscura y sentí el silencio de Dios. Pero al mismo tiempo, la oración me daba fuerzas cada día».

«Tengo un deber de gratitud a María y en particular a Nuestra Señora de Fátima porque mi liberación tuvo lugar en la fiesta de Nuestra Señora del Rosario. Me liberaron el 8 de octubre de 2020, pero en la víspera, la noche del 7 de octubrel fiesta del Rosario- me dieron la noticia: «Libération». C’est fini». Liberacion. Se acabó.”

Fue esta conexión, aunque sea simbólica, la que he querido honrar viniendo a Fátima estos días para rezar el rosario y agradecer a María su intercesión, para agradecer a Dios esta liberación, que fue, en mi opinión, el fruto de tanta oración, no sólo mía sino de mi familia, de mi pueblo. Todos los días, desde que fui secuestrado, rezaban el rosario cada noche en mi tierra, en mi diócesis. Durante 17 meses hicieron marchas, momentos de oración, pero sé que también lo hicieron en otras partes del mundo. Hubo un río de oración. Creo que la oración abrió la puerta de mi liberación».

GRACIAS POR LAS ORACIONES

«Por mi parte, un agradecimiento a todas las personas que rezan y apoyan a la Iglesia de diversas maneras. La oración de tantos monasterios, familias y casas. Hay quienes lo hacen a través del apoyo económico, que ayudan, también con su amistad. Me gustaría dar las gracias a través de ACN a todas las personas que se movilizaron por mi liberación.

Sigamos apoyando a la Iglesia y a las comunidades que pasan por momentos de calvario, de dificultad. Estamos cerca a través de la oración. Gracias a todos. De todo corazón, permanezcamos unidos en la oración. Muchas gracias a todos de mi parte».

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