ACN.- A penas unas semanas después de que los obispos advirtieran que los ataques de militantes en África central estaban fuera de control, un grupo armado mató a niños en una escuela en Uganda mientras cantaban sus oraciones vespertinas.
El 16 de junio un grupo rebelde extremista ADF-NALU (Fuerzas Democráticas Aliadas – Ejército Nacional para la Liberación de Uganda) saqueó un instituto educativo cerca de la frontera con la RDC (República Democrática del Congo), matando a 38 estudiantes y a cuatro policías escolares. Además seis alumnos fueron secuestrados.
Según testigos entrevistados, los ruidos fuertes interrumpieron el canto de los niños de la Escuela Secundaria Mpondwe Lhubiriha e inicialmente pensaron que los alumnos estaban jugando una broma. Las ADF-NALU entraron en el internado y comenzaron a incendiar los dormitorios. Algunos alumnos murieron en el incendio, mientras que otros fueron asesinados a machetazos. Se informa ampliamente que los militantes han jurado lealtad al grupo islamista Daesh (Estado Islámico).
La masacre en la Escuela Secundaria Mpondwe Lhubiriha se ocasionó una semana después de que la Asamblea Episcopal Provincial de Bukavu, República Democrática del Congo, emitiera una declaración, destacando el sufrimiento causado por los grupos extremistas.
Los obispos dijeron: “El trabajo pastoral está siendo interrumpido por la actividad de ADF-NALU y otros grupos armados que están masacrando cruelmente a ciudadanos pacíficos, incluso cerca de las posiciones de las fuerzas de seguridad que se supone deben protegerlos”.
La declaración destacó el empeoramiento de la situación de seguridad en la región, que ha dejado a casi un cuarto de millón de personas en campamentos de desplazados, y pidió al gobierno que tome medidas para abordarlo.
Los obispos congoleños aseguraron que estas situaciones han traído como resultado una crisis humanitaria sin precedentes: hambruna, enfermedad, muerte y que las zonas afectadas son ricas en recursos naturales de coltán, un mineral utilizado en la fabricación de teléfonos móviles, coches eléctricos y otros dispositivos electrónicos.
Los representantes de la Iglesia afirmaron que las milicias armadas han capturado territorios clave y están explotando valiosos recursos y que la miseria se ha instalado en todas partes en un país que es potencialmente muy rico, pero con un pueblo verdaderamente miserable.
Los firmantes también condenaron a las empresas que se benefician de la explotación de los recursos naturales de la RDC.