Los cristianos huyen del fuego cruzado entre Hezbolá e Israel en el sur del Líbano

ACN.- Mientras muchas familias cristianas ya han huido a zonas más seguras, los sacerdotes y religiosos se han quedado para cuidar a las personas demasiado ancianas o débiles para ser desplazadas y a los que permanecen para proteger sus hogares. Entre otros proyectos de respuesta a esta emergencia, ACN está ayudando con paquetes de alimentos y asistencia médica, así como el acceso a la educación online de los alumnos de las escuelas cristianas de la zona.

Xavier Stephen Bisits (a la izquierda), Jefe de Sección para Líbano y Siria, visita a una familia que vive en Bourj el Hammoud, un barrio pobre de Beirut. Esta familia se beneficia del proyecto de ayuda económica organizado por las Hermanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María.
Xavier Stephen Bisits (a la izquierda), Jefe de Sección para Líbano y Siria, visita a una familia que vive en Bourj el Hammoud, un barrio pobre de Beirut. Esta familia se beneficia del proyecto de ayuda económica organizado por las Hermanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María.

 

Según los datos recogidos en Líbano por Ayuda a la Iglesia Necesitada, hasta el 90% de la población de varios pueblos cristianos se ha marchado en busca de seguridad a otras partes del país desde comienzo de los conflictos en octubre. Si bien algunos han regresado al no encontrar refugio a largo plazo en Beirut, estos retornos parecen ahora haberse ralentizado por el momento.

Desde el comienzo de la operación militar contra Hamás en la Franja de Gaza, Israel y Hezbolá intercambian casi a diario disparos de misiles en el sur del Líbano. Allí, el temor a una nueva guerra trae recuerdos de la guerra de 2006 y, según líderes religiosos locales, la situación actual es una nueva amenaza para la histórica presencia cristiana en la región. Las fuentes locales consultadas por la fundación afirmaron que el pueblo más afectado hasta ahora es Alma el Chaeb, donde 15 casas han quedado destruidas por los misiles y dos miembros de una familia cuyos hijos asistían a la escuela católica de la aldea resultaron muertos. En Yarun, la iglesia católica melquita ha resultado dañada aunque, afortunadamente, no ha habido heridos.

Calles vacías

“Los bombardeos se suceden a diario. Las calles están desacostumbradamente vacías: ya no vemos la habitual imagen de hombres tomando café sentados en taburetes y a niños jugando al fútbol. La gente tiene demasiado miedo a ir a sus campos de cultivo, lo cual supone un impacto económico en las familias, muchas de las cuales ya eran pobres por el actual colapso financiero en el Líbano”, indica Xavier Stephen Bisits, encargado de los proyectos dela fundación Aid to the Church in Need (ACN) en la región, que ha visitado la zona recientemente.

ACN ha aprobado un paquete de ayudas de emergencia para las escuelas católicas afectadas de la región, que han tenido que reducir sus actividades y pasar a las clases por internet. «Mantener las escuelas en funcionamiento en este momento es fundamental. La gente está muy agradecida por eso», dijo Xavier Bisits.

En algunas localidades, familias enteras se han marchado, dejando atrás solo a una persona, -normalmente un hombre joven- para cuidar de la propiedad y protegerla de robos. Afortunadamente, otros pueblos y ciudades se han visto menos afectados. Así, por ejemplo, la vida en Tiro, una importante ciudad con una comunidad cristiana significativa, sigue siendo relativamente normal.

La Iglesia se mantiene firme

Mientras muchos habitantes de la zona se han trasladado a casas de parientes en Beirut o a otros lugares seguros, el clero y los religiosos que sirven a la comunidad cristiana permanecen “en sus puestos”. Ni un solo sacerdote, según fuentes locales, ha abandonado el rebaño. Recientemente los obispos de las Iglesias maronita y melquita viajaron incluso a los lugares más cercanos a la frontera con Israel para celebrar la eucaristía y conocer la situación de primera mano.

“El obispo maronita de Tiro ha celebrado recientemente la santa misa en la aldea de Rmeich bajo la amenaza de bombas, lo que supone un testimonio de la sólida fe y resiliencia de la gente de esta región. El obispo melquita de Tiro, que también ha realizado una visita para ver cómo se encuentran los fieles de los pueblos de la frontera, estaba muy conmovido por el inquietante vacío que ha presenciado en Yarun, donde sólo quedan unos pocos varones jóvenes para vigilar las casas, además de un hombre ciego que no puede soportar la idea de abandonar el lugar”, afirma el responsable de los proyectos de la fundación en Líbano.

Otra de las principales preocupaciones son los ancianos que están demasiado débiles para emprender largos viajes y ponerse a salvo. Las Hermanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María de la localidad de Debel pro ejemplo los acogen en su convento para protegerlos cada vez que se incrementa la amenaza de bombardeos.

 

En Beirut, actualmente un lugar seguro, muchas familias cristianas han abierto las puertas de sus hogares a los que huyen del sur. Casas que antes albergaban a una familia, ahora acogen hasta tres, lo que pone a prueba los recursos, la salud psicológica y la higiene. Por su parte, las Iglesias y congregaciones religiosas están tratando de organizar espacios comunes para acoger a más desplazados en caso de que la situación empeore.

“Además del riesgo inmediato para las vidas y los bienes, cabe señalar que los cultivos se están viendo afectados. Las aceitunas y el tabaco son una importante fuente de ingresos para las comunidades locales, pero la actividad agrícola -y en el caso de las aceitunas, la cosecha- está paralizada porque la gente tiene miedo a salir a sus campos”, explica Bisits.

Miedo a una nueva guerra

Todo esto ocurre en un contexto de crisis política y económica. “La situación es inquietante, y el principal tema de conversación es el miedo a una nueva guerra. Es preocupante la falta de un liderazgo oficial que ofrezca orientación o garantías. La gente quiere estabilidad, que cese la incertidumbre y que sus vidas vuelvan a ser ‘normales’”, indica el responsable de ACN. “El mensaje recurrente que nos llega de la mayoría de la población local es que Líbano no quiere otra guerra. Hasta cierto punto, sin embargo, saben que no es una decisión que dependa de ellos”.

Alquiler para familias en Beirut

 

Desde el comienzo de la operación militar contra Hamás en la Franja de Gaza, también ha aumentado la tensión entre Israel y Hezbolá, el grupo paramilitar respaldado por Irán que opera desde Líbano. Según medios de comunicación internacionales, la violencia, que se ha limitado en gran medida a la zona fronteriza, ha causado ya la muerte de más de 130 personas en Líbano, entre ellas, 94 combatientes de Hezbolá y 17 civiles. En Israel, las hostilidades han causado la muerte de ocho soldados y cuatro civiles. Aunque la mayoría de los ataques israelíes se han dirigido contra objetivos de Hezbolá, ubicados principalmente en zonas chiíes, también algunas aldeas cristianas se han visto afectadas.

Esta no es la primera vez que los cristianos tienen que hacer frente a desplazamientos y reubicaciones en esta zona del país. Los cristianos solían ser mayoría en gran parte del sur del Líbano, pero han ido abandonando la región en las últimas décadas debido a la guerra civil y a los enfrentamientos con Israel, lo que ha hecho que se convierta en un bastión chií.

ACN ha aprobado una serie de proyectos de emergencia para apoyar a la Iglesia en el sur del Líbano con paquetes de alimentos, asistencia médica y social, ayuda operativa para escuelas católicas, equipamiento para un dispensario católico y distribución de artículos de higiene. La fundación colabora con las Iglesias locales maronita y melquita, así como con las Hermanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María.

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