ACN.- El patriarcado latino en Jerusalén ha confirmado que la metralla de los ataques del ejército israelí durante el pasado fin de semana contra edificios cercanos a la parroquia de la Sagrada Familia de Gaza ha destruido tanques de agua y paneles solares en el techo de las estructuras parroquiales. También resultaron dañados automóviles y otras partes del complejo. El complejo parroquial se ha quedado sin combustible, por lo que no cuentan con electricidad ni vías de comunicación estables. «Solo un milagro evitó que nos ocurriera una gran catástrofe», dice un socio local de ACN.
En la madrugada del martes 12 de diciembre, la fundación también fue informada de la existencia de un misil sin explotar justo en los límites de la parroquia. «Imagínense el nivel de trauma entre los niños y todas las personas que están allí. ¿Qué pasará en caso de que explote? Ahora es imposible desactivarlo a menos que intervenga el propio ejército israelí», dijo la fuente local a ACN pidiendo oraciones.
Mientras la situación en Gaza se vuelve cada día más dramática, miles de cristianos de Tierra Santa se han beneficiado ya del apoyo proporcionado por ACN que incluye comidas, cupones de alimentos, pago de alquileres o facturas de servicios públicos y suministros médicos.
Los cristianos lo pierden todo en Gaza
“Hemos creado comités para realizar esta labor, entre ellos un comité de espiritual y de asesoramiento, así como otros de operaciones logísticas, de mantenimiento de almacenes y suministros, de salud, de transporte y de seguridad. Esta ha sido la mejor manera de repartir el trabajo y mantener a la gente ocupada durante el tiempo de confinamiento y guerra”, indica G.A., un cristiano de Gaza cuyo testimonio ha sido transmitido a ACN.
“Finalmente, el cuarentaochoavo día de la guerra se declaró el alto el fuego, lo que nos brindó la posibilidad de desplazarnos e ir a ver cómo estaba nuestra casa. Ha sido devastador ver que nuestro apartamento, que se encuentra en el último piso de un edificio de cuatro plantas, está completamente destruido, salvo una habitación. Recogimos algunas cosas y volvimos a la seguridad del complejo de la iglesia, a la espera de que termine esta horrible guerra para poder empezar a reconstruir nuestras vidas”, añade G.A., quien concluye con unas palabras de agradecimiento a los benefactores que han hecho posible la ayuda. “Apreciamos mucho el apoyo prestado para mantener nuestras vidas durante este tiempo de necesidad”.
La mayor parte de la población cristiana, que apenas rondaba las 1.000 fieles cuando comenzó el conflicto, se ha refugiado en la parroquia católica, donde los fondos de ACN han servido para comprar medicinas para los enfermos crónicos y víveres para preparar comidas.
J. M., otro cristiano de Gaza, recuerda cómo todo su mundo se desmoronó bajo sus pies: “El día 27 de la guerra nos llegó la noticia de que estaban atacando nuestro barrio. Esperé a que los bombardeos fueran menos intensos y fui a ver cómo estaba nuestra casa, donde también vivían varias familias cristianas, me encontré con que todo el edificio residencial había quedado completamente demolido; no quedaba nada de él. Todo lo que poseíamos, incluidos los recuerdos de mi infancia, han pasado a la historia. Regresé a la iglesia y les di la noticia a mis padres y a las demás familias cristianas que se habían refugiado allí con nosotros. Al día siguiente, quité la llave del llavero porque ya no la necesito para volver a casa”.
Hasta ahora, 22 cristianos han muerto en Gaza como consecuencia de la guerra. Diecisiete murieron cuando el recinto ortodoxo fue alcanzado por una bomba, y otros cinco han muerto por falta de atención médica. Tanto ahora como después de la guerra, la comunidad cristiana va a necesitar toda la ayuda habida y por haber para mantener su presencia en Gaza.
Mantener viva la esperanza en Cisjordania y Jerusalén
Aunque Cisjordania se haya librado de la devastación a gran escala que ha sufrido Gaza, la guerra ha causado allí otro tipo de estragos. Según la información obtenida por ACN, más de 3.000 cristianos palestinos han perdido su trabajo debido a la paralización total de los negocios relacionados con el turismo. Además, se estima que unos 800 cristianos palestinos, entre ellos, médicos, enfermeras y profesores, han perdido su trabajo debido a la cancelación de los permisos para entrar en Israel.
En Cisjordania, la ayuda proporcionada por la fundación ACN han sido principalmente cupones de alimentos canjeables en determinados supermercados por un número limitado de productos de primera necesidad. “El objetivo de esta ayuda no es sólo atender las necesidades inmediatas de subsistencia, sino también contribuir a mantener la dignidad de las familias cristianas en Tierra Santa”, asegura Marco Mencaglia, director de proyectos de ACN International.
La gran mayoría de los cristianos que residen en Jerusalén son árabes palestinos, a raíz de esta última guerra, muchos han perdido su trabajo debido a la paralización del sector turístico, mientras que otros, según la información enviada a ACN, fueron despedidos por despecho: «En Jerusalén, las cargas económicas sobre las familias cristianas han alcanzado proporciones asombrosas, particularmente para aquellos que se encontraron repentinamente desempleados debido a la interrupción del turismo. El impacto se profundizó cuando algunos trabajadores cristianos fueron despedidos por sus empleadores israelíes, solo por ser