Construcción | Mozambique
Mozambique, en el sudeste de África, es uno de los países más pobres del mundo. La guerra civil entre 1977 y 1992 desangró al país y las consecuencias se sienten aún hoy: gran parte de las infraestructuras siguen destruidas, y a eso se suman los daños causados por catástrofes naturales, ya que el país sufre repetidamente tormentas tropicales, sequías e inundaciones. Además, desde 2017 algunas partes del país se ven afectadas por el terrorismo yihadista, lo que ha empeorado considerablemente la situación. Y la devastación no solo es material, sino que también ha provocado profundas heridas en el alma de muchas personas.
La diócesis de Lichinga se encuentra en el norte de Mozambique. Con una superficie de 130.000 kilómetros cuadrados es aproximadamente tan grande como Grecia, pero está muy poco poblada: solo tiene 1,6 millones de habitantes. La población es muy pobre y las familias apenas sobreviven con la agricultura tradicional, pues no disponen de más herramientas que azadas, hoces y machetes. Algunos también crían algo de ganado menor.
Aproximadamente el 20 % de la población es católica. La diócesis está dividida en solo 21 parroquias, a las que pertenecen un total de 929 comunidades, ubicadas a distancias de hasta 100 kilómetros de la sede parroquial correspondiente.
Muchas de estas comunidades aún carecen de una capilla para celebrar la Santa Misa y para la oración en común. Sin embargo, para los fieles africanos es importante disponer de un “verdadero” lugar de culto. Mientras que en los países occidentales suele prevalecer la opinión de que es mejor construir algo “útil”, los fieles africanos anhelan adorar a Dios en un espacio sagrado. A diferencia de muchas otras organizaciones, a nosotros nos gusta ayudar a construir capillas e iglesias, porque nos conmueve que las comunidades tengan que celebrar la Santa Misa bajo los árboles o que, con grandes sacrificios, solo dispongan de una construcción provisional para el Señor, a menudo consistente de barro, paja y ramas. Este es también el caso en muchas comunidades en Lichinga, pero estas construcciones no duran mucho, ya que no soportan las inclemencias del tiempo ni las termitas u otros animales, y, en la mayoría de los casos, son además demasiado pequeñas.
En 15 comunidades, los fieles han comenzado a construir nuevas capillas sólidas con sus propios recursos. Ahora el obispo nos ha pedido ayuda para construir tejados estables, ya que es importante que las capillas estén protegidas y no sufran daños tan fácilmente. Sin embargo, este proyecto supera los recursos económicos de la Iglesia local. Nosotros le hemos prometido 50.000 euros para la construcción de tejados para 15 capillas de aldea. ¿Os gustaría contribuir a que los fieles de Lichinga tengan un techo sobre sus cabezas cuando rezan? El obispo Atanasio Amisse Canira nos asegura: “¡Seguiremos rezando por todos nuestros benefactores!”.
15 comunidades esperan bajo el sol y la lluvia un lugar digno donde adorar a Dios. 🙏
Con tu ayuda, estos fieles podrán tener un techo firme para proteger sus capillas y su esperanza.