NIGERIA: Los ataques de los pastores fulani, una tragedia desatendida e ignorada

En el norte de Nigeria, además de los ataques del grupo terrorista Boko Haram, se está viviendo una terrible situación debido a los sangrientos enfrentamientos de los pastores fulani contra los cristianos de la zona del llamado Cinturón Central (Middle Belt) del país.

Mons. William Amove Avenya, Obispo de Gboko

“Es una bomba de relojería que amenaza con arrasar la región”, así lo expresa Mons. William Amove Avenya, Obispo de Gboko en declaraciones para la fundación pontificia Aid to the Church in Need. En su diócesis, ubicada en el estado nigeriano de Benue, mayoritariamente cristiano, “los fulani van armados hasta los dientes, matan a mujeres embarazadas y niños y destruyen nuestras granjas”. Los campesinos cristianos son víctimas de violentos ataques por parte de los fulani, unos nómadas musulmanes del Sahel provistos de muchas armas que desde el año 2010 se han saldado con miles de muertes, además de provocar innumerables desplazamientos de la población.  “Los fulani se han cobrado en el año 2018muchas más víctimas que Boko Haram, pero no se hace nada”, señala.

Según Mons. Avenya, las autoridades no están tomando las medidas necesarias para acabar con esta violencia. Denuncia su silencio y el de los medios de comunicación. Durante su estancia en Europa con motivo de la presentación del Informe sobre la Libertad Religiosa en el mundo, publicado por la fundación ACN, el prelado se ha reunido con políticos de Bruselas que también “parecían poco informados sobre la situación en su país y de la amenaza que representan los fulani, provistos con armamento atípico para unos simples pastores. Hay que preguntarse quién está detrás.”

En junio del pasado año, el Mons. Avenya dirigió un llamamiento estremecedor a la comunidad internacional, instándola a que “no esperaran a que se produjera un genocidio para intervenir”. Además en repetidas ocasiones, la Conferencia Episcopal nigeriana ha pedido a Muhammadu Buhari, presidente de la República, que garantice de forma efectiva la seguridad de su pueblo o que, en su defecto, dimita. Esta petición ha sido ignorada: la violencia continúa y Muhammadu Buhari tiene previsto presentarse de nuevo a las elecciones que se celebrarán en febrero.

“Mientras tanto”, recalca Mons. Avenya, “la Iglesia continúa medicando las heridas. No perdemos la esperanza, pero necesitamos ayuda”.

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