ACN.- La Prelatura de Chuquibambilla, en el sur del Perú, se encuentra en las montañas, a una altitud de entre tres y cinco mil metros. La zona se caracteriza por una gran pobreza, y los campesinos tienen que lidiar con sequías y suelos estériles. Además, los diez años de guerra civil y el terror sembrado por la guerrilla del llamado Sendero Luminoso en los años ochenta han abierto profundas heridas que no han cicatrizado hasta hoy. Muchas familias están destrozadas, la violencia física y psíquica está muy extendida, hay muchos huérfanos, y las personas mayores y las viudas están solas y sin ayuda. No obstante, la fe es firme entre mucha gente, y también persiste una rica fe popular en las remotas aldeas de las montañas.
De los 100.000 habitantes de la Prelatura de Chuquibambilla, cerca del 95 por ciento son católicos. Los fieles son atendidos por 14 sacerdotes y 21 religiosas que acuden a los pueblos de más difícil acceso para asistir a unas personas que no reciben ayuda alguna de las autoridades estatales. Por ello, es la Iglesia a la que acuden en la esperanza de recibir ayuda para sus necesidades espirituales y materiales.
En esa zona se necesitan urgentemente más sacerdotes, y por esta razón, el apostolado de las vocaciones se ha fortalecido en el pasado reciente. Este año, 33 jóvenes han participado en el programa destinado a las vocaciones, y, como consecuencia, cinco jóvenes han iniciado la formación propedéutica (el año de preparación para el seminario mayor) en otra diócesis porque la Prelatura carece de esta oferta. Al mismo tiempo, se han propuesto hacer más por la formación de los laicos, especialmente, la de los catequistas, que desempeñan un papel importante en los pueblos. Pero también quieren dedicarse más a las familias, que de esta manera pueden convertirse en un caldo de cultivo para las vocaciones religiosas.
Para ofrecer los cursos mensuales de la pastoral vocacional y para fortalecer la formación de los laicos se necesitan espacios. Hay un edificio que hace 45 años albergaba un seminario menor, pero que fue cerrado hace treinta años y que no ha sido renovado desde entonces. Con un donativo podemos ayudar a su renovación.
Referencia: 234-07-19