ACN.- (Con información de www.revistaecclesia.com) El 8 de octubre, el Tribunal Supremo de Pakistán se reunió para decidir si confirmaba o anulaba la sentencia de muerte de la cristiana Asia Bibi, en prisión desde 2009 y condenada a la pena capital en 2010. Pero en vez de emitir el veredicto, el presidente del tribunal, Mian Saqib Nisar, anunció que reservaban su decisión y prohibió a los medios comentar el caso hasta el anuncio de su fallo.
El presidente no especificó el motivo del nuevo retraso, pero todo hace pensar que se debe a las numerosas incongruencias por parte de la acusación. Mian Saqib Nisar afirmó que existen contradicciones sobre la reunión en la que supuestamente Asia Bibi admitió haber insultado a Mahoma, así como en las declaraciones de los testigos acerca de lo ocurrido.
Esta última tesis ha vuelto a ser apoyada por Asia Bibi, quien a través de su abogado, ha recordado el suceso que la mantiene presa: «Asma y Mafia me pidieron que fuera por agua. Cuando la llevé rehusaron cogerla porque yo era cristiana. Tuvimos una discusión. Después me acusaron de blasfemia. Juro sobre la Biblia que no lo hice y que tengo un gran respeto por el sagrado profeta y el Corán».
Según el juez, la investigación del hecho también se habría realizado de forma fraudulenta. Las pesquisas fueron dirigidas por un policía de bajo rango cuando esto está prohibido por el artículo 259 del código penal pakistaní, que es el que regula los casos de blasfemia.
El anuncio de la reserva del veredicto ha coincidido en el tiempo con las amenazas del partido político radical Tehreek-e-Labbaik (TLP). «Si no se hace justicia y la condenada Asia es tratada con indulgencia o con suavidad o trata de huir a otro país, habrá peligrosas consecuencias», han advertido en un comunicado.
Este tipo de amenazas no son la primera vez que suceden y también parecen estar detrás de los continuos retrasos en el proceso. Incluso el caso ha provocado al menos dos asesinatos. En 2011 el exgobernador de Punyab, Salman Tasir, fue asesinado por su guardaespaldas, Mimtaz Qadri, por haber defendido públicamente la causa de Bibi. Por este mismo motivo, y en el mismo año, el ministro cristiano de Minorías, Shahbaz Bhatti, fue tiroteado en la puerta de su casa. CON INFORMACIÓN DE: www.revistaecclesia.com