República Centroafricana: Ayuda a la formación y atención médica para catequistas

ACN.- La República Centroafricana no acaba de encontrar la paz. Desde que lograra la independencia en el año 1960, el país ha sido repetidamente escenario de golpes de Estado, disturbios y conflictos violentos. Especialmente el golpe de Estado de 2013, que dio lugar a una guerra civil, sigue teniendo hasta hoy graves consecuencias para el país. Desde entonces, las partes enfrentadas se han dividido en una confusa masa de grupos armados que siguen sembrando la inseguridad en el país.

Algunas partes de la Diócesis de Bouar, ubicada en el oeste del país, siguen afectadas por la violencia, y hay pueblos desiertos porque sus habitantes han huido. En muchos lugares, los padres siguen teniendo miedo a enviar a sus hijos a la escuela, porque los ataques violentos se suceden una y otra vez. Así, en mayo de 2021, un misionero italiano de más de 80 años de edad salvó milagrosamente la vida cuando su coche pasó por encima de una mina. El coche quedó completamente destruido y un joven colaborador laico murió.

No obstante, la situación ha mejorado en la parroquia de María Madre del Buen Consejo de Wantiguera, una aldea a siete kilómetros de la ciudad de Bouar. El párroco, P. Marek Dziedziec, un misionero polaco, mira al futuro y quiere formar a nuevos catequistas para su parroquia. Además quiere que completen su formación los catequistas que no pudo enviar a uno de los centros de formación durante los años del conflicto armado debido a la tensa situación de seguridad, por lo que solo recibieron una preparación rudimentaria para su ministerio. La parroquia cuenta con quince filiales, y en ellas -como en toda África-, los catequistas desempeñan un papel crucial, ya que instruyen y acompañan a la gente en la fe en aquellas aldeas en las que el sacerdote no puede estar permanentemente presente.

Además, el P. Dziedziec también nos pide ayuda para la atención médica de los catequistas y sus familias. En la República Centroafricana -uno de los países más pobres y subdesarrollados del mundo-, es sobre todo la Iglesia la que se ocupa de los enfermos. Sobre todo la malaria es allí una amenaza constante y omnipresente, y muchos enfermos mueren sin recibir tratamiento. También hay otras enfermedades infecciosas muy extendidas. El P. Dziedziec se preocupa mucho por sus catequistas y sus familias y los ayuda en lo que puede. Según él, “nuestra ayuda les ha salvado a menudo la vida y les permite realizar su trabajo con tranquilidad y salud”. Sin embargo, las medicinas cuestan dinero, por lo que nos pide que lo apoyemos también aquí.

A nosotros nos gustaría apoyar la formación básica y continua de los 25 catequistas, así como garantizarles una atención médica a ellos y a sus familias.

Referencia: 142-07-59

Entrada anterior
Haití: Ayuda a la formación de jóvenes religiosas
Entrada siguiente
Burkina Faso: Resurgimiento de ataques terroristas, cristianos amenazados de muerte