ACN.- Según el último informe de Caritas Venezuela, la pobreza extrema va en incremento, al igual que la violencia y la precariedad en las condiciones laborales. La inflación alimentaria superó el 1,300% en 2017; durante este mismo periodo el salario mínimo se incrementó en 95% (equivaliendo a 393 pesos mexicanos, aproximadamente) y la canasta básica cuesta alrededor de 50 salarios mínimos, lo que imposibilita a la población a acceder a productos de necesidad básica para el desarrollo de una vida digna. No se diga en el tema de salud, las medicinas son carísimas y muchos de los pacientes con enfermedades crónicas mueren debido a que no cuentan con los medicamentos para seguir con vida.
Este panorama ha provocado olas masivas de migración; actualmente se calcula que cuatro millones de venezolanos se han ido del país, lo que equivale a 25 mil personas emigrando diariamente.
Ante esta situación, la Iglesia católica venezolana sufre con su gente. Sacerdotes y religiosas, quienes también viven en pobreza, están haciendo lo imposible para sostener, acompañar y consolar a su pueblo. Por ello, instrumentan esfuerzos para ayudar a las personas a cubrir sus necesidades más básicas para vivir; sin embargo, ellos necesitan también los medios para seguir adelante en esta misión. Proveer alimento, medicinas, ayuda material, espiritual y consolar al pueblo, es una tarea que requiere de toda nuestra solidaridad y apoyo.
Desde Ayuda a la Iglesia Necesitada nos vemos en el deber de apoyar para que el pueblo venezolano, a través de sus religiosas y sacerdotes, no desfallezca física y espiritualmente. Ante esta realidad, juntos podemos hacer oración por la paz en Venezuela y además contribuir económicamente, para seguir manteniendo los proyectos pastorales impulsados por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). Permitamos que nuestros hermanos venezolanos encuentren una luz de esperanza, y su fe no desfallezca para seguir adelante ante la situación. Cualquier ayuda por pequeña que sea será un apoyo grande para Venezuela. Sigamos construyendo una Iglesia con voz y esperanza.
Julieta Appendini
Directora ACN-México