África | Zimbabue
Hay gran alegría por la misión de Don Bosco en Mutuzukwe, Zimbabue. Gracias a su generoso apoyo, los fieles de las aldeas remotas ya no tendrán que esperar en vano la llegada de su párroco.
Con la ayuda de sus amables donaciones, ACN pudo proporcionar $37,854 para la compra de un robusto vehículo todo terreno para la parroquia.
El vehículo se necesitaba con urgencia, pues sin él, la labor pastoral era casi imposible. Hasta ahora, el padre Isaac Chirwa solo podía visitar en raras ocasiones a los fieles católicos en las 13 estaciones de su parroquia, ya que algunas se encuentran a hasta 56 kilómetros del centro, por carreteras que apenas merecen ese nombre. Aquí ni siquiera existen carreteras asfaltadas modernas. Así que, sin vehículo, su sacerdote no podía llegar a algunos pueblos, donde los fieles esperaban con tanta paciencia. Nos dijo: «Estas almas necesitan el consuelo espiritual que solo la Eucaristía puede brindar».
Por supuesto, la parroquia misma es demasiado pobre para permitirse un vehículo así. La gente aún vive en chozas sencillas y tradicionales de barro con techo de paja. Además, la grave crisis económica que aún persiste en el país y la persistente sequía ya dificultan mucho la vida a la mayoría de las familias. Aunque siguen dispuestos a apoyar a la Iglesia lo mejor que pueden, como mucho podrían reunir unos pocos centavos: la tradicional «colisión de la viuda». Su colecta dominical promedio, por ejemplo, no supera los 10 o 15 dólares al mes. Una conmovedora muestra de su cariño, pero nunca suficiente para financiar este vehículo que se necesita con urgencia.
Todo esto explica por qué el Padre Isaac recurrió a ACN y a nuestros amables amigos y benefactores. Ahora, nos ha escrito para agradecernos:
«Estoy particularmente encantado y conmovido por la alegría y la gratitud que nuestros feligreses han mostrado por este don. Siguen celebrando a viva voz, con el tradicional y agudo ulular africano, y rezo y espero que siempre sigan rezando por el éxito de la misión.
Como sacerdote, he aprendido y comprobado por mí mismo que la gente tiene una verdadera sed de la Palabra de Dios.
Este medio les permitirá escucharla y recibir la Sagrada Comunión. La fe y la confianza son una de las lecciones más importantes que he aprendido de nuestra colaboración con ACN.
Por eso, en nombre de la misión católica de San Don Bosco, quiero expresarles nuevamente mi más sincero agradecimiento a ustedes y a todos los que han contribuido al éxito de este proyecto. ¡Que Dios los bendiga y los recompense abundantemente!».