40 historias: Cuba:“A los que llamó, los predestinó”

ACN.- Soy Lázaro Jesús Aguilar Ortíz. Dice mi madre que, cuando tenía seis años, me subía en una escalera de la casa de mi abuelo y desde allí jugaba a que celebraba la misa. Mi abuelo, pese a que no era un hombre de fe, alentaba aquellos juegos y participaba de ellos con mucho agrado. Este es un recuerdo que yo no tenía y mi mamá había atesorado hasta el día que le hablé de la llamada que sentía y mi deseo de corresponder. Una noche de Jueves Santo, ante la presencia de Jesús Sacramentado, hace ya siete años, comenzó en mí el proceso de discernimiento sobre el proyecto de Dios para mi vida.

Su gracia, poco a poco, fue haciéndome más sensible y generoso. En la Navidad de aquel año, fui invitado por las religiosas que sirven en mi parroquia a una visita en los campos aledaños a mi municipio, vi con claridad la misión a la que Dios me estaba llamando: ser sacerdote.

La invitación que Jesús me ha hecho a seguirlo es como aquel granito de arena que ha entrado en la ostra y que el tiempo (el seminario) está transformando en una hermosa perla. Es una alegría comprender cómo la gracia del Señor se derrama cada día en mí, no porque yo sea especial, sino porque como dice la escritura: a los que llamó, los predestinó (Rm 8,30).

Oremos: 
Pidiendo al Señor el don de buenos obreros para su reino, con el corazón y las manos disponibles para su amor.

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