40 historias.- México: «Dios me estaba esperando»

ACN.- Soy Juan Pablo Ramírez, quiero ser sacerdote. Ahora estoy en el seminario para llevar la Palabra hasta donde hace falta, quiero que el llamado que me hizo el Señor sea como lo menciona ahora el Papa Francisco, para ir contra esa “cultura del descarte”, abriendo horizontes
en la llamada “civilización del amor”.

Reconozco que acostumbrarme a un nuevo estilo de vida, suele ser un poco desconcertante en un principio, pero se lleva con paciencia y disposición, sabiendo que la formación es muy completa, entonces uno se siente animado a dar lo mejor de uno mismo.

Ser seminarista no es fácil, la gente espera mucho de ti, requieres sacrificio y desprendimiento de las cosas materiales. Cuando me decidí a decirle sí al Señor, no sabía si tendría suficiente dinero para sobrevivir. Ahora estoy dedicado a mis estudios para prepararme y ser pregonero de la verdad, el vivir en el seminario ha cambiado mi vida: la oración se intensifica, el estudio es cada vez más interesante y fortificante, las amistades robustecidas, el apostolado increíble, los retos cada vez más enérgicos.

Ahora comprendo muchas cosas… Todo va tomando un rumbo y un sentido, junto con Cristo y María avanzo, aprendo, cambio y me hago dócil paulatinamente, progresivamente. El expresar: ¡Señor ayúdame! ¡Espíritu Santo fuente de luz, ilumíname! ¡María Trono de Sabiduría, ruega por nosotros! Son mis aclamaciones favoritas para emprender cada día. ¡Quiero ser el sacerdote que la Iglesia necesita! Quiero ganar almas para Dios y en ese camino estoy.

Oremos: Señor abre la mente y el corazón de los que buscan y esperan una palabra de
verdad para su vida; hazles sentir que solo en ti pueden encontrar plena luz.

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