ACN.- Soy Brayan Jair Olortegui Inca, tengo 23 años. Conocí la Iglesia cuando tenía 15 años, la cual me ayudó, pues en ese entonces pasaba momentos complicados, no solo por la pobreza de casa, sino también por las rebeldías que mostraba frente a mis padres.
Estar dentro de la Iglesia me ha ayudado a encontrarme con Dios incluso en los momentos más difíciles. También, al estar rodeado de mucha gente (que es como una familia) con sufrimientos iguales a los míos, me fue abriendo los ojos para ver los sufrimientos de los demás y no centrarme solo en los míos. Dios me estaba esperando, pues hasta antes de conocerle, yo creía que todo se podía conseguir a base de esfuerzo y trabajo, pero no. Dios, sin que yo hiciera nada, me regaló lo que nunca hubiera podido conseguir con mis esfuerzos: darle sentido a mi vida.
Actualmente, estoy cursando el tercer año de filosofía y estoy en el cuarto año de seminario, puedo decir que no me arrepiento de haber dejado todo. Dios no solo se ha encargado de consolarme cuando sufría, sino que me ha dado verdaderos momentos de felicidad. Soy testigo que cuando yo he salido de casa, Dios ha ocupado mi lugar, ha bendecido a mi familia.
Oremos: Para que los seminaristas obtengan el valor y la sabiduría en las palabras
que predican.