ACN.- El camerunés Jean-Thierry Ebogo ya quería ser sacerdote a los cinco años de edad. Para él, ser sacerdote era sinónimo de “ser Jesús”. Sin embargo, tan solo un año después de haber ingresado a la Orden Carmelita en 2003, se le detectó un tumor maligno en la pierna derecha. Por desgracia, ni siquiera una amputación iba a detener la enfermedad.
Con un permiso especial, emitió sus votos perpetuos en su habitación del hospital el 8 de diciembre de 2005, en la fiesta de la Inmaculada Concepción. Su única preocupación era si viviría para ser ordenado sacerdote. Soportó sus fuertes dolores con una sonrisa y los sacrificó por las vocaciones sacerdotales y religiosas. “Sólo quiero curarme para ser sacerdote”, dijo. Su mayor deseo no se cumplió, pues murió poco después, a la edad de tan solo 23 años, en olor de santidad.
Antes de su muerte, el joven Jean-Thierry Ebogo prometió otorgar a África una verdadera “lluvia” de vocaciones sacerdotales, y parece haber cumplido esta promesa, porque lo cierto es que la orden de los Carmelitas Descalzos goza de numerosas vocaciones en Camerún y, especialmente, en la vecina República Centroafricana, azotada por conflictos.
Actualmente, 29 jóvenes Carmelitas de la República Centroafricana y 17 de Camerún cursan su formación en Bangui, Bouar y Yaundé. Nosotros apoyamos con regularidad la formación de los jóvenes Carmelitas, y también este año ACN quiere contribuir a que estos 49 jóvenes Carmelitas puedan continuar su camino.
El P. Federico Trinchero, Prior del Carmelo de Bangui, donde se está formando una parte de los jóvenes, nos escribe: “La Iglesia de la República Centroafricana está celebrando el 125° aniversario de su evangelización. Les agradecemos su constante y generosa ayuda para una buena formación humana y espiritual de los jóvenes Carmelitas en la República Centroafricana así como en Camerún. Ellos están llamados a dar continuidad, en un futuro no muy lejano, a la obra iniciada por los misioneros”.
Referencia: 199-02-79