ACN.- El incidente ocurrió entrada la noche y todo apunta a que fue un ataque dirigido y planeado contra Mons. Christian Carlassare, misionero comboniano que iba a ser incardinado obispo de Rumbek el 23 de mayo. El futuro obispo recibió varios tiros en las piernas y perdió mucha sangre, pero su vida está fuera de peligro. La diócesis en el centro del país llevaba vacante casi diez años, cuando en julio de 2011 falleció el también comboniano italiano Caesar Mazzolari.
Según informaron los superiores de los misioneros combonianos en Italia, Carlassare llamó el mismo por teléfono para informarles que estaba estable y les dijo: «Rezad no tanto por mí, sino por la gente de Rumbek que sufre más que yo».
Kinga Schierstaedt, encargada de proyectos para Sudan del Sur de la fundación ACN, explica que “años de conflicto armado han hecho que los sursudaneses sean cada vez más vulnerables”. En las peticiones de proyectos que ACN recibe para ayudar a la iglesia local “nos dicen que sufren inseguridad alimentaria y epidemias; no sólo el COVID sino también el cólera. Sudán del Sur enfrenta desafíos insuperables que se atribuyen a conflictos civiles, desastres naturales recurrentes como inundaciones y colapso económico. En estos meses es época de lluvias, y las inundaciones y las langostas han empeorado aún más las condiciones de vida de millones de sudaneses del sur”, cuenta
En Sudán del Sur coexisten varias tribus, que siempre desde tiempos históricos luchan por el ganado, símbolo de riqueza. Las terribles guerras y conflictos que ha sufrido el país han traumatizado a la población.
Los motivos del ataque están todavía siendo investigados. Aunque los fieles de la diócesis celebraron con júbilo la llegada del nuevo pastor, se baraja la animosidad étnica como uno de los motivos detrás del ataque. Mons. Carlassare llevaba varios años trabajando como misionero en Malakal. La mayoría de la población de Rumbek pertenece a la etnia dinka, una de las etnias más numerosas del país, que está en conflicto con otros grupos de pastores rivales, que han competido en el pasado por tierras de pastoreo y agua para su ganado. Por lo general, estos enfrentamientos se han producido en un contexto local.
Sin embargo, Kinga Schierstaedt recuerda que “a pesar de los desafíos, la iglesia ha sido proactiva en la construcción de puentes entre los grupos étnicos, promoviendo el desarrollo socioeconómico y brindando asistencia humanitaria a la población que sufre”.
Pidiendo oraciones por la recuperación pronto del sacerdote, Schierstaedt concluye: “Este ataque nos llena de dolor, pero debemos seguir adelante. Ayer celebramos la fiesta del Buen Pastor que lo da todo por ir a buscar a las ovejas perdidas. El nombramiento de Mons. Carlassare había traído mucha esperanza a la diócesis. Los sacerdotes, religiosas y laicos de Rumbek tienen muchos sueños y mucha ilusión. Debemos apoyarles más que nunca para que no se sientan solos.”