Esta Navidad regalos para Siria y Venezuela

ACN.- Quiero compartir con ustedes el grito de angustia del Padre Waleed, un sacerdote sirio que asiste, día tras día, la lenta agonía de su pueblo: «Aquí, el sufrimiento es el de Cristo», dice. Han pasado ya siete años desde que el pueblo sirio ha estado con Él en la Cruz. Hambruna, falta de atención, sufrimiento psicológico. Pese a la liberación de Siria por el Estado Islámico, los estragos de la guerra han sido terribles y la angustia es inmensa en este país donde más de 13 millones de habitantes, es decir, 3 de cada 4 sirios, no pueden sobrevivir sin la ayuda humanitaria.

Actualmente, casi 2 millones de jóvenes sirios no pueden continuar su educación, y más de 5 millones de niños necesitan asistencia educativa.

Al otro lado del continente, se vive otra realidad paralela, que pareciera ajena, pero que tienen muchas similitudes: el sufrimiento del pueblo Venezolano. Mons. Jaime Villarreal, Obispo de Carúpano, Venezuela, en su visita a México nos expresó: “Venezuela es un campo de exterminio porque se está matando al pueblo por hambre y por falta de medicinas. Además que ha causado la salida de más de 3 millones de venezolanos a otros países, quienes buscan escapar de la pobreza.”

Ante esta crisis humanitaria y genocidio, más de 5 millones de jóvenes y niños no tienen la posibilidad de alimentarse, de continuar su educación y mucho menos de tener una atención a la salud digna. También existe ya una generación de niños desnutridos y jóvenes sin oportunidades que tendrá un gran impacto negativo en el futuro.

En estos dos lugares se puede soportar el dolor gracias a la Iglesia que extiende los brazos para acompañar a su pueblo sufriente, pero ésta a su vez necesita de nuestro apoyo. Los niños y jóvenes de estos países necesitan especialmente nuestra ayuda para seguir creciendo a pesar de la situación.

Por ello, quiero pedirles que el espíritu navideño que nos invade en estas épocas, sea misericordioso y pensemos en nuestros hermanos sirios y venezolanos, podemos dar un regalo lleno de esperanza.

Julieta Appendini
Directora

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