ACN.- Una pequeña ciudad en aislamiento militar. Una guerra total en el municipio adyacente contra extremistas violentos. Familias en duelo después de enterrar a sus muertos, pacientes heridos que se recuperan en varios hospitales, entre los que algunos incluso tienen que ser amputados. Y una Iglesia local, la del Vicariato Apostólico de Joló, que hace todo lo posible por infundir esperanza en la minoría cristiana mientras sus compañeros musulmanes aúnan a sus miembros para mostrar entereza en medio del miedo y el dolor en esta ciudad empobrecida en la provincia de Sulu. Este es el escenario que encuentra la delegación de ACN que visita la capital de la isla de Joló para expresar su solidaridad con las víctimas diez días después del fatal atentado de doble bomba en la Catedral de Nuestra Señora del Carmen [27 enero] que causó la muerte de 23 personas dejando a más de 100 heridas.
Las noticias de arrestos y la entrega de los presuntos perpetradores no contribuyen a levantar el ánimo de los habitantes. Incluso con la garantía de una seguridad férrea, un homenaje a las víctimas bien organizado solo logró convocar a una parte de la audiencia a la que se dirigía, pues muchos optaron por quedarse en casa. Algunas de las familias están pensando seriamente en dejar Joló para siempre, ya que los atentados son la gota que colma el vaso y rompen su resistencia contra años de amenazas, secuestros, asesinatos y hostigamiento por lo que ellos llaman «las fuerzas del mal».
Las “fuerzas del mal” son los extremistas musulmanes, sobretodos partidarios de Abu Sayyaf, que llevan años aterrorizando a las minorías cristianas. Entre sus crímenes se cuentan el asesinato del obispo Benjamin (Ben) de Jesús en Febrero de 1997 en la Catedral y de otros dos sacerdotes, el padre claretiano Roel Gallardo secuestrado torturado y asesinado en 2002 y el padre Rey Roda, oblato de María Inmaculada, en 2008. Víctimas de la violencia no son sólo los cristianos, porque los terroristas secuestran también a musulmanes con la intención de conseguir rescates para financiar sus acciones.
Fuentes consultadas por ACN nombran como autores del último atentado en la sede del Vicariato apostólico de Joló a miembros de una facción de Abu Sayyaf, compuesta por narcos y delincuentes: Ajang Ajang.
Pero el mensaje de militares, el gobierno local, los líderes tradicionales o los socios laicos que visitan ACN es siempre el mismo: “la persecución no es perpetrada por los musulmanes, sino por una pequeña minoría de extremistas violentos.”
«Ninguna bala o bomba puede destruir la relación armoniosa entre musulmanes y cristianos en Joló», dice el P. Romeo Saniel, OMI, que vive desde hace 18 años en la isla y ha sido nombrado Administrador Apostólico del Vicariato Apostólico de Joló hace apenas unas semanas. Como pastor de una pequeña minoría (un 1% de la población total de 120.000 habitantes), es venerado y admirado por el pueblo por su compromiso de proporcionar una educación de calidad y oportunidades a la joven generación de los tausug (grupo étnico autóctono de Sulu) y por su valor y determinación para llegar a los ex combatientes del Frente Islámico de Liberación Mora.
«La única manera de que la paz sea duradera es que tanto musulmanes como cristianos se mantengan unidos. No permitiremos que esta tragedia nos divida y nos aísle del resto del país», apunta Datu Sakul Tan, considerado el hombre más influyente de todo Joló, patriarca de un poderoso clan político, que estudió en un colegio católico y está convencido de la importancia y la calidad de la educación proporcionada por la Iglesia a los habitantes.
Las necesidades son articuladas claramente por el clero y los laicos. Aunque las Fuerzas Armadas de Filipinas intenten eliminar al grupo Abu Sayyaf por la fuerza, todo el mundo está de acuerdo en que esto no garantiza la paz, ya que aquellos que mueran serán sencillamente reemplazados por la generación más joven.
El P. Saniel y Datu Sakul Tan coinciden en que una necesidad a largo plazo es proporcionar a los jóvenes programas de prevención del extremismo violento mediante la educación formal, las campañas de concienciación, la creación de trabajo productivo para los jóvenes que les proporcione medios de subsistencia y el desarrollo del deporte.
Por otra parte el Padre Jeff Nadua, OMI, rector de la catedral, afirma la necesidad de reconstruir primero la comunidad cristiana y luego rehabilitar la catedral. «Necesitamos ayudar a nuestros cristianos a recuperarse de este trauma y ver todo esto desde la mirada de la fe. Después podremos concentrar nuestras energías en reconstruir la catedral, que está muy dañada por el doble atentado».
El director nacional de ACN Filipinas, Jonathan Luciano, realizó una visita de solidaridad al Vicariato Apostólico de Joló los días 4 y 5 de febrero de 2019. Visitó la catedral de Nuestra Señora del Carmen, gravemente dañada, y habló con el Administrador Apostólico, el P. Romeo Saniel, OMI, así como con algunos familiares de las víctimas.