ACN.- La diócesis de Quiché, en el noroeste de Guatemala, se vio afectada sobre todo en los años ochenta y noventa por la guerra civil que asoló el país entre 1960 y 1996. Hasta el día de hoy, la población está fuertemente marcada por estas experiencias.
En la zona montañosa viven varias grupos indígenas. Antes de la guerra, la mayoría de la población era católica, pero la sangrienta persecución del Gobierno dejó huella: actualmente, solo en torno al 40 por ciento de la población es católica. Además, las Iglesias libres protestantes se están expandiendo. Por ello, es importante que los creyentes reciban una buena atención pastoral para que sigan sintiéndose enraizados en la Iglesia.
La parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Chel fue fundada no antes de 2018, y es una de las más pobres y aisladas de la diócesis. Las carreteras son extremadamente malas. El párroco, P. Francisco Vázquez Gómez, un sacerdote aún joven, tiene a su cargo 30.000 personas que viven dispersas en 24 aldeas que pueden distar hasta 170 km de la sede parroquial. Sin embargo, solo dispone de un viejo coche que ya no es capaz de hacer frente a las condiciones de la carretera y que necesita ser reemplazado urgentemente. Nosotros queremos apoyarlos.
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