Historia de éxito: Un minibús para los Dominicos de Kinshasa

Los Dominicos de Kinshasa (República Democrática del Congo) están felices con su nuevo minibús. Su anterior vehículo dejó de funcionar cuando se encontraban a más de 210 kilómetros de su monasterio, y desde entonces se vieron obligados a arreglárselas sin medios de locomoción. Gracias a nuestros bienhechores, que han donado 22.000 euros, ahora disponen de un minibús nuevo.

La orden de Santo Domingo, que celebró su octavo centenario en 2016, está presente desde 1912 en la actual República Democrática del Congo. Por entonces fueron Padres belgas los que acudieron a esta región como misioneros, mientras que, entretanto, son religiosos congoleños los que siguen el ejemplo de los primeros. La orden está presente en cuatro diócesis y dispone de seis monasterios con un total de 42 Padres. Los Dominicos realizan la pastoral castrense y policial, atienden a niños que fueron soldados y se ocupan de huérfanos, personas con discapacidades y víctimas de violencia sexual. Además, trabajan en cinco parroquias.

Un dato especialmente alentador son las numerosas vocaciones jóvenes: en la actualidad, diecisiete estudiantes, seis novicios y ocho prenovicios se preparan para ingresar un día con sus votos solemnes en la orden. Además, en estos momentos hay dos jóvenes que ya han sido ordenados diáconos y que esperan con ilusión ser ordenados sacerdotes.

El nuevo minibús es muy importante para las numerosas actividades de los Dominicos, pero sobre todo es útil para los jóvenes que todavía estudian, pues una de las dos universidades en la que se forman se encuentra a 15 kilómetros de distancia del monasterio. En los transportes públicos de Kinshasa (13 millones de habitantes) no se puede confiar y, además, son insuficientes, por lo que a los estudiantes les resultaba casi imposible acudir con puntualidad a los cursos. Además, los futuros religiosos perdían mucho tiempo, tiempo que hubiera sido mejor invertirlo en los estudios y la vida monacal. El P. Albert Akora Kanika nos escribe: “Gracias al vehículo, nuestros estudiantes están menos expuestos a los peligros de la calle, están más sanos y más contentos, pueden acudir con mayor regularidad a los cursos y participar más en la vida monacal; además, obtienen mejores resultados en sus estudios”.

Referencia: 115-04-29

Entrada anterior
Sacerdotes del Congo protestan con campanas para pedir gobierno de unidad
Entrada siguiente
Ucrania: «La tarea más importante de la Iglesia es llevar a Dios a los hombres»