ACN.- (María Lozano) Gérard Ouambou es un periodista y productor de Bangui, capital de la República Centroafricana. Como parte de un proyecto de ACN International (Ayuda a la Iglesia Necesitada) viajó a Bangassou, a finales de diciembre, para hablar con sacerdotes y religiosas que acompañan y reconfortan a las víctimas del terror y la violencia. También, quería informar sobre las iniciativas llevadas a cabo por la diócesis de Bangassou en aras de la consolidación de la paz, que estaba empezando a retornar a la diócesis. Pero el viaje resultó bastante diferente. En una entrevista con ACN cuenta la situación actual en el país y analiza los motivos del conflicto.
Estuvo en Bangassou. ¿Cómo era la situación durante esos días?
Ya al llegar al aeródromo de Bangassou vi cómo muchos miembros de ONG humanitarias partían bajo el pretexto de irse de vacaciones de Navidad. Sobre el terreno circulaban rumores de un ataque a la ciudad de Bangassou. Como ya había trabajado en Bangassou en el pasado, durante la crisis de 2013, con el cardenal Nzapalainga, eché mano de mi libreta de direcciones para contactar a excombatientes que aún permanecían allí para conocer la situación y para aconsejarles que no se unieran a la rebelión, en vista de la experiencia del pasado.
¿Cómo reaccionó el resto de la población?
Dos días después de mi llegada, el día de Navidad, después de la misa, una parte de la población empezó a cruzar la frontera con la República Democrática del Congo hacia Ndou, localidad cercana a Bangassou. Otros buscaron refugio en la base de la MINUSCA (Misión Integrada de las Naciones Unidas para la Estabilización de la República Centroafricana), situada a 2-3 kilómetros de la ciudad, y los restantes eligieron el monte para salvarse del inminente ataque. Mientras tanto, los comerciantes del mercado central cerraron sus tiendas y pusieron a salvo sus mercancías. Los vuelos aéreos se suspendieron.
¿Qué fue lo que más le impresionó?
Me impresionó mucho llegar a la base de la MINUSCA y encontrarme ahí atrincheradas, junto con todas las autoridades político-administrativas de la ciudad, a las Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS) así como a las Fuerzas Armadas Centroafricanas (FACA), que se supone deben proteger a la población. A pesar de las alertas emitidas por la capital Bangui, las máximas autoridades hicieron oídos sordos. Finalmente, unos días después de mi partida de Bangassou, los rebeldes tomaron la ciudad. Diez días después, los soldados ruandeses llegaron a la ciudad y volvieron a estallar los enfrentamientos.
¿Cómo es la situación general del país?
En este momento, la situación sigue siendo tensa. Los rebeldes que forman lo que se llama la “guerrilla” están presentes en casi toda la República Centroafricana (RCA), incluso en la capital, Bangui. Vivo aquí con mi familia. Hace unos días, también cercaron mi ciudad y hubo luchas. Los agentes del servicio de inteligencia están por todas partes, en los barrios, como consecuencia hay muchos secuestros y ajustes de cuentas de los simpatizantes del expresidente François Bozizé y su partido político KNK (Kwa Na Kwa = Trabajo, nada más que trabajo). En resumen, la situación en la RCA es preocupante. Corremos el riesgo de un golpe de Estado si no se hace nada, sería importante entablar un diálogo pero el gobierno no quiere escuchar.
Algunos medios escriben que dos tercios del país están en manos de los rebeldes. ¿Es eso correcto?
No sé sobre qué base hacen ese cálculo. Actualmente, yo diría que el 95% de la RCA está invadida.
Parecía que después de casi 7 años de violencia, entre 2013-2019, la calma había vuelto al país. ¿Es eso correcto?
La vida había retomado su curso, sobre todo en Bangui, pero no en toda la República Centroafricana. En el interior del país, el calvario se prolongó durante mucho tiempo: los grupos armados seguían amenazando a la población pacífica y se establecieron controles ilegales de carreteras en algunas ciudades. A partir de 2020, se observó una calma aparente.
¿Hay una dimensión religiosa en el conflicto o es solo una cuestión de riqueza y poder?
El conflicto de la RCA no es en absoluto religioso. Por un lado, es una cuestión de riqueza: las zonas ocupadas por los grupos armados son ricas en diamantes, oro, etc. Por otro lado, se trata de sed de poder, como en el caso actual: François Bozizé, que gobernó el país de 2003 a 2013, quería postularse nuevamente a las elecciones presidenciales del 27 de diciembre. Dado que el Tribunal Constitucional, que es el órgano supremo, rechazó su candidatura, prefirió unirse a los que lo echaron del sillón presidencial en 2013 mediante un golpe de Estado. Con estos últimos, ha impulsado una nueva rebelión, la Coalición de Patriotas por el Cambio (CPC), para derrocar el poder en Bangui con el apoyo de mercenarios extranjeros.
Pero hay otra razón más: la presencia de “militares” rusos perturba a Francia, que es nuestro colonizador. Para Francia, la República Centroafricana es su reserva de recursos minerales. Para proteger esos intereses, ha decidido desestabilizar por la fuerza el poder del presidente Touadera. Así que, a nivel geopolítico, en la lucha que se lleva a cabo los hijos del país son sólo peones de ajedrez.
Pero muchos creen que detrás de estos grupos rebeldes, que vienen del extranjero y que son mercenarios, hay movimientos extremistas islámicos que necesitan esos recursos y ese poder para continuar con su crecimiento expansivo. ¿Qué opina usted al respecto?
La República Centroafricana es un país situado en el corazón del continente africano, con una superficie de 628.000 km2 y una población de unos cinco millones de habitantes, mayoritariamente analfabetos y jóvenes. El país tiene un rico subsuelo todavía por explotar, solo hubo minería artesanal, y este potencial de riqueza es el que despierta la tentación de invadir el país. Este es el caso de los peuls o fulani, el pueblo más rico y brutal del Níger con una población de unos 15 millones de habitantes. Esta población llega, a través del Chad, a la República Centroafricana en busca de pastos para su ganado, aquí han encontrado el lugar ideal para su ganado y buscan asentarse. Para establecerse en el país y lograr su objetivo, tienen que imponerse por la fuerza y la rebelión.
¿Están los grupos rebeldes y los guerrilleros abiertos a todas las religiones? ¿Pueden los cristianos y animistas vivir su fe y sus creencias?
Por el momento sí. Los grupos rebeldes y la guerrilla están abiertos a todo tipo de religiones, pero solo para poder lograr su objetivo: controlar el poder en Bangui. Una vez logrado ese objetivo, se separarán como ya hicieron en el pasado. Los selekas, en un principio, estaban formados por cristianos y musulmanes, pero una vez en el poder los selekas musulmanes mantuvieron a los selekas cristianos fuera de juego, ya sea matándolos clandestinamente o nombrando a musulmanes para puestos de mayor responsabilidad que los cristianos. Se trata de poder y esta convivencia es solo temporal. No tiene futuro.
¿Cuál es la labor de la Iglesia y qué papel juega en todos estos conflictos que atraviesa el país en este momento?
La Iglesia ha hecho mucho y continúa desempeñando su papel profético y mediador. Desde su posición en la Plataforma de Confesiones Religiosas de la República Centroafricana (PCRC), la Iglesia ha trabajado mucho por el retorno y la consolidación de la paz en la RCA.
Los obispos católicos de la República Centroafricana acaban de celebrar su asamblea plenaria anual, del 11 al 17 de enero de 2020. Al finalizar la reunión informaron, en un comunicado sobre la situación actual, sobre la creciente división de la clase política del país que se ha rendido a saqueadores y mercenarios de todo tipo. Destacan que la guerra que se nos ha impuesto tiene como objetivo socavar las profundas aspiraciones del pueblo centroafricano. Estamos cansados y decepcionados con las tramas políticas, los conflictos y las divisiones.