ACN.- Imposible no conmoverse con la imagen de un padre y su pequeña hija, de sólo 21 meses, ahogados en la ribera del Río Bravo. La madre de la niña, Tania, que también los acompañaba, fue rescatada por una mano solidaria y hoy, abrumada por la pena, espera regresar a El Salvador con los restos mortales de su familia.Con el corazón dolido escribimos estas líneas, que quieren acompañar y rezar por todas las Valerias y Óscar que buscan un futuro para ellos y sus familias. Hoy es el río Grande, pero son muchas las fronteras que viven dramas como los de esta familia.
El Papa Francisco, abrumado por este nuevo drama que afecta a los migrantes, expresó la profunda pena y oró por ellos. Alessandro Gisotti, director interino de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, señaló que “El Papa está profundamente adolorido por sus muertes, reza por ellos y por todos los migrantes que han perdido la vida tratando de escapar de la guerra y la miseria”.
En el mismo tono se expresaron los obispos de Estados Unidos, país en el que buscaba refugio esta familia y muchas otras que esperan en las fronteras.
En un comunicado conjunto, el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), Cardenal Daniel N DiNardo, de Galveston-Houston y el presidente del Comité de Migración de la USCCB, Mons. Joe S. Vásquez, obispo de Austin, hicieron un llamado al gobierno federal para que escuche el llanto de los pobres y vulnerables.
“Esta imagen clama al cielo por justicia. Esta imagen silencia la política. ¿Quién puede ver esta imagen y no ver los resultados de los fracasos de todos nosotros para encontrar una solución humana y justa a la crisis de inmigración?”, cuestionaron.
“Lamentablemente, esta imagen muestra la difícil situación diaria de nuestros hermanos y hermanas. No solo su grito llega al cielo. Nos alcanza. Y ahora debe llegar a nuestro gobierno federal”.
Las autoridades fronterizas estadounidenses estiman que en 2018 alrededor de 283 migrantes fallecieron en su intento de llegar a este país.
Los obispos estadounidenses aseguraron en su comunicado que “todas las personas, sin importar su país de origen o estatus legal, están hechas a la imagen de Dios y deben ser tratadas con dignidad y respeto”.
“Informes recientes de superpoblación y condiciones insalubres son terribles e inaceptables para cualquier persona bajo la custodia de Estados Unidos, y particularmente para los niños, quienes son especialmente vulnerables. Tales condiciones no deben ser utilizadas como herramientas de disuasión”, señalaron.
Los obispos subrayaron que “podemos y debemos seguir siendo un país que da la bienvenida y brinda refugio a los niños y las familias que huyen de la violencia y persecución”.
La USCCB alentó al Congreso de Estados Unidos a “proporcionar fondos adicionales para atender las necesidades de los niños bajo custodia federal. Su proyecto de ley de asignaciones suplementarias también debería aumentar las protecciones para los niños inmigrantes, incluidos los estándares elevados y la supervisión de las instalaciones fronterizas”.
“Es posible y necesario cuidar la seguridad de los niños migrantes y la seguridad de nuestros ciudadanos. Al dejar de lado los intereses partidistas, una nación tan grande como la nuestra puede hacer ambas cosas”, expresaron los obispos.