ACN.- Con ocasión del inicio del segundo mandato de Nicolás Maduro, la Conferencia Episcopal Venezolana ha criticado duramente al controvertido presidente, señalando que su nueva presidencia es ilegítima. “Abre una puerta al desconocimiento del Gobierno porque carece de sustento democrático”, han escrito los Obispos en una declaración conjunta.
Tanto las elecciones presidenciales anticipadas de finales de mayo de 2018, como la Asamblea Nacional Constituyente impuesta por Maduro son ilegítimas, explican los Obispos, quienes reiteran su crítica fundamental: “Vivimos un régimen de facto, sin respeto a las garantías previstas en la Constitución y en los más altos principios de dignidad del pueblo”.
“Un pecado que clama al cielo”
Los Obispos consideran que es su obligación preguntarse “por el sentido ético de la gravísima situación” que atraviesa su país. Como ejemplos citan «políticas de hambre, persecución política, represión militar y policial, presos políticos, torturas, corrupción, ineficiencia e ineficacia en la gestión pública”.
En el texto no se menciona al presidente Maduro por su nombre, pero, no obstante, los Obispos enfatizan claramente la cuestión de la responsabilidad: “Es un pecado que clama al cielo querer mantener a toda costa el poder y pretender prolongar el fracaso e ineficiencia de estas últimas décadas: ¡es moralmente inaceptable!”.
Los Obispos venezolanos tienen depositadas sus esperanzas en la Asamblea Nacional que, según ellos, es la única legitimada democráticamente y “el único órgano del poder público con legitimidad para ejercer soberanamente sus competencias”. La Asamblea Nacional está mayoritariamente dominada por la oposición, pero, desde la introducción de la Asamblea Constituyente en agosto de 2017, ha quedado prácticamente desprovista de poderes. Los Obispos piden, por tanto, la devolución del poder legislativo a la Asamblea Nacional haciendo referencia a las declaraciones de la Santa Sede y del Papa Francisco, a quien agradecen «su constante cercanía y preocupación por nuestra patria».
Venezuela, dependiente de ayuda del extranjero
Los Obispos también prestan especial atención al gran número de emigrantes, que la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados cifra en más de tres millones. “Igualmente, agradecemos a las Iglesias y Gobiernos de diversos países su solidaridad y su atención a los compatriotas que, producto de la crisis, han tenido que dejar el país en búsqueda de mejores condiciones de vida”, escriben los Obispos, añadiendo que Venezuela sigue necesitando apoyo del extranjero.
Los Obispos destacan la contribución de la Iglesia católica para la superación de la crisis sobre todo en tres ámbitos: la acción caritativa en favor de la población empobrecida de las parroquias, la “defensa y promoción de los derechos humanos”, así como los “programas de formación y organización que permitan la recuperación de la institucionalidad democrática y la reconstrucción del país de una forma pacífica”. Los Obispos invitan a todos a actuar en este sentido.
Venezuela, rica en petróleo, fue considerada en su momento como uno de los países más ricos de América del Sur, mientras que, en la actualidad, está experimentando un fuerte declive económico y una inflación de hasta un millón por ciento. A las crecientes críticas a su Gobierno, el presidente Maduro respondió con la celebración de unas nuevas elecciones anunciadas con poca antelación. La oposición, que se vio limitada en su participación política, acusa al presidente de perseguir sistemáticamente a los disidentes. Numerosos Estados extranjeros, entre ellos Alemania, no reconocen los resultados de las elecciones, pero no obstante, Maduro inició su segundo mandato el 10 de enero. Los Obispos católicos de Venezuela no acudieron a la ceremonia en la que el presidente juró el cargo.