Masacre en un santuario sufí de Pakistán deja 20 víctimas

ACN.- Veinte personas  han sido las víctimas mortales de Abdul Whaeed, guardián del santuario sufí de Darbar Brevli Ali Muhammad Gujjar en Pakistán. El hombre de 50 años de edad torturó y luego asesinó a sus rehenes, de los cuales cuatro eran mujeres y 11 eran miembros de dos familias Los cómplices de este hecho son Zafar Ali y Sanaullah. Asia News publica que entre los sobrevivientes se encuentran dos mujeres, quienes están actualmente en graves condiciones.

Abdul Waheed, que era un oficial del gobierno ya retirado, fue arrestado junto a sus cómplices. La policía halló 20 cuerpos, que mostraban signos evidentes de tortura, cerca del santuario. Según lo afirmado por testigos, Waheed drogó a los fieles antes de torturarlos. La policía asevera que detrás de los homicidios podría haber una rivalidad por la custodia del santuario. Y las autoridades que llevan a cabo la investigación afirman que el sospechoso apareció en estado de paranoia y psicosis.

Por su parte el escritor y analista musulmán Amir Kakkazai, ha expresado que el problema se origina en la ignorancia y en una falta de educación religiosa. La ignorancia, según  Kakkazai, es “tal, que hasta los fieles heridos creen que se trató de algo justo, que los asesinatos fueron un signo de Dios, que todos los mártires irían al paraíso. Para evitar estos episodios, el gobierno debe estar atento a este tipo de religiosos psicópatas. Debe haber una adecuada educación religiosa, de modo que nadie pueda amenazar a los musulmanes basándose en su religión”.

Naumana Suleman, activista a favor de los derechos humanos de Bytes for All Pakistan, afirmó: “Cuando el respeto por los creyentes de religiones distintas es desalentado por el credo más difundido, tienden a crecer las creencias ciegas, que terminan en incidentes como este”.

Según  Naumana, las personas tienen miedo a expresarse de una manera distinta de la opinión común. Esto favorece las supersticiones, y evita que las personas señalen las injusticias, como ocurrió con los vecinos, que no denunciaron la creciente violencia que venían observando. “Es responsabilidad del Estado crear un ambiente favorable, donde quien difiere sea respetado y la libertad de expresión no sea desalentada. De modo que los ciudadanos puedan tener el espacio pata reflexionar y hablar de un modo razonable, sin miedo de sufrir la violencia, y donde los inocentes no sean manipulados. Se deben emprender investigaciones justas, y los culpables deben ser llevados ante la justicia”.

Human Rights Focus Pakistan (HRFP), una ONG que tiene su base en Faisalabad, condena duramente estos homicidios “inhumanos”. Naveed Walter, presidente de HRFP, ha denunciado la violencia perpetrada en una cantidad de santuarios locales que, aún así, no han sido sometidos a controles.  Dolorido por la pérdida de vidas preciosas, él ha comentado que al aumento de santuarios debiera corresponderle una vigilancia en todo sentido.

Según HRFP, los sospechosos debieran ser castigados severamente, y el gobierno debiera formar un mecanismo comprehensivo, a fin de monitorear las actividades en los santuarios locales de Pakistán, verificando asimismo las enseñanzas que allí se difunden. Con información de Asia News.

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