ACN.- La madre de Leah Sharibu, la niña nigeriana retenida por Boko Haram hace casi diez meses, pide a la comunidad mundial “no se cansen de rezar por ella, hasta que vuelva».
Leah de 15 años, fue secuestrada junto con otras 110 alumnas cuando Boko Haram irrumpió el 19 de febrero de 2018 en un internado de la ciudad de Dapchi, en la diocesis de Maidiguri del noreste de Nigeria. Un mes después, algunas de las niñas murieron en cautiverio y todas las demás fueron liberadas, excepto Leah. Las que fueron liberadas declararon que Leah era la única cristiana del grupo y los terroristas la habían obligado a convertirse al islam, pero ella se había negado.
La madre de Leah, Rebeca, ha pedido que continúen las oraciones por Leah: «Sé que en todo el mundo los fieles están orando y abogando por la liberación de mi hija, pero hasta ahora no he visto a mi Leah. Quiero suplicar a los cristianos: no se cansen de rezar por ella hasta que vuelva».
Su negativa a apostatar de su fe en Cristo ha hecho que su padre, Nathan, se sienta conmovido por el testimonio de su hija: «La confianza y la fe de mi hija me ha hecho darme cuenta de que he estado viviendo bajo el mismo techo con una admirable discípula de Cristo, su testimonio de que nunca renunciará a Cristo incluso ante la muerte en manos de Boko Haram, me hacen sentirme orgulloso por su fuerte fe en el Señor».
En octubre, el grupo terrorista publicó un vídeo amenazando con mantener a Leah como «esclava de por vida».
Mons. Ignatius Kaigama, arzobispo de Jos, también ha sumado su voz a la petición de la madre de Leah durante su visita a Malta para el lanzamiento del Informe sobre la Libertad Religiosa en el Mundo hace unas semanas. El prelado hizo un fuerte llamado a la oración por todas las personas en manos de los terroristas: «Invito a todos vosotros a rezar por Leah y por todos aquellos que están cautivos por negarse a renunciar a la fe. Ella eligió seguir siendo cristiana incluso ante la posibilidad de la muerte. Leah destaca por su valentía en la preservación de su fe e identidad cristiana. Tenemos que rezar por todas las personas retenidas, traumatizadas y en gran peligro en manos de los terroristas».
Se estima que más de 2. 000 mujeres, niñas y hombres jóvenes permanecen presas en manos de Boko Haram. Los cautivos son obligados a convertirse, a casarse con militantes y los que se niegan sufren una violencia extrema.