Patriarca caldeo: «La constante discriminación e incertidumbre expulsa a los cristianos de Iraq»

ACN.- El Líder de la Iglesia católica caldea ha hecho un llamamiento al gobierno iraquí para que entren en vigor y se hagan cumplir leyes “que garanticen a los cristianos y demás minorías religiosas […] la plena ciudadanía y la libertad de practicar su fe de forma pública”. La “ausencia de medidas serias” para proteger los derechos de las religiones minoritarias en el país, dice el Cardenal Louis Raphael Sako en una declaración enviada a ACN, “empujará a los cristianos y minorías que siguen aquí a optar por la emigración”.

Las minorías “han desempeñado un papel significativo en el enriquecimiento de la diversidad cultural, social y económica de Iraq, haciendo valiosas contribuciones a la educación, la salud, la administración pública y los servicios sociales”, asegura el Cardenal; sin ellos, Iraq se convertiría en “un país con un tejido homogéneo que podría aislarse del mundo y que podría generar una especie de radicalismo y fanatismo étnico y sectario”.

El Patriarca Sako enumera una serie de factores que están empujando a los cristianos y a otras minorías a abandonar el país. Entre otros cita la persistente “fragilidad de la situación de seguridad” y la “debilidad institucional en el ámbito de la justicia”, la incapacidad del Estado para proteger a los no musulmanes de la discriminación en los ámbitos “educativo, laboral y social”, así como en el político. A cristianos con cualificaciones profesionales sobresalientes, denuncia el cardenal, se les niegan puestos de trabajo sólo por motivo de su fe. “La cualificación y la competencia”, insiste el Cardenal, y no la fe individual deberían ser los “criterios para asignar un empleo”. El patriarca señala así mismo que a los cristianos se les niega la cuota legítima que le corresponde de cinco escaños en el Parlamento iraquí, y también pide la aplicación de «un derecho civil para todos los iraquíes», en lugar de “someter” a los cristianos y a otras minorías religiosas “a un tribunal islámico en relación con asuntos espirituales, religiosos, matrimoniales, hereditarios, etc.”.

En su declaración, el Patriarca Sako propone una serie de “medidas prácticas” adicionales para luchar contra la “injusticia y la discriminación” que sufren las minorías religiosas. Además, hace un llamamiento a los líderes iraquíes y a los “poderes políticos” para que combatan “el extremismo religioso que hace uso de la violencia” y tomen medidas para “desarmar a las milicias, proporcionar seguridad y estabilidad, y para combatir el extremismo, la discriminación, el terrorismo y la corrupción”.

El cardenal insiste en que los líderes políticos iraquíes deberían promover “valores de ciudadanía” que apoyen el bien común, apoyándose en “los principios de libertad, dignidad, democracia, justicia social y auténtica relación entre todos los ciudadanos iraquíes, independientemente de su afiliación religiosa, cultural o étnica”. Tales políticas traerían consigo una armoniosa “coexistencia con los musulmanes” de las minorías religiosas.

Finalmente, el Patriarca pide leyes que ayuden a crear “buenas condiciones que garanticen a los cristianos y demás minorías religiosas la plena ciudadanía y la libertad de practicar abiertamente su fe, y de preservar su patrimonio y sus monumentos arqueológicos e históricos como parte integrante de la civilización iraquí, a fin de permitirles proseguir con sus vidas con dignidad”.

 

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