ACN.- Los sacerdotes de Sudán conocen el sufrimiento, pero no por los periódicos o la televisión, sino porque lo han experimentado en carne propia en el sangriento vía crucis de la Iglesia sudanesa. Los sacerdotes más jóvenes se han criado en tiempos de guerra y se han formado en las condiciones más difíciles. Toda una generación apenas ha conocido otra cosa que la violencia, la expulsión y la miseria. Los casi 25 años de una guerra civil cuyas heridas siguen sangrando pasados los años han marcado el país.
Los sacerdotes ayudan a la población en todos los ámbitos: la pastoral, ayuda material, educación… todo esto corre de su cargo, pese a ser demasiado pocos para contrarrestar un auténtico océano de necesidad. Sus propias almas están tan dolidas como las de sus creyentes, y sus manos están vacías porque tampoco ellos tienen nada. No obstante, Dios los ha llamado a ser pastores de Su castigado rebaño.
Los sacerdotes de las 27 parroquias de la Archidiócesis de Jartum tienen una media de 40 años de edad. Debido a los numerosos retos que afrontan, tras su formación en el seminario apenas han tenido la oportunidad de seguir formándose desde el punto de vista pastoral y espiritual, de reflexionar y de descansar. Por este motivo, la arquidiócesis ha habilitado un edificio que está abierto a los sacerdotes que quieran intercambiar experiencias con sus hermanos, que busquen consejo y ayuda, que deseen descansar o seguir formándose.
Este será también un lugar donde los sacerdotes enfermos puedan recuperar la salud. Y en el futuro acogerá como invitados a sacerdotes de todo el país y también de Sudán del Sur. Pese a que, de momento, haya poco espacio disponible, las actividades ya han comenzado antes de la ampliación del edificio.
Ayuda a la Iglesia Necesitada ya contribuyó en el pasado con 10.400 euros a este proyecto, y ahora le destinará otros 30.000 euros para que el edificio pueda acoger lo antes posible a muchos sacerdotes que necesitan recobrar fuerzas para su sacrificado servicio.
Referencia: 150-08-19