ACN.- “Estamos bien, gracias a Dios, todos bien. Ha sido impresionante, muy fuerte. Hay mucho miedo, es lo que se nota en general, pánico incluso en algunos casos. Pero es que realmente es para tener miedo”. Así describe el sacerdote Hugo Alaniz, la situación que han vivido en Alepo, tras el nuevo terremoto que azotó este lunes a Siria y Turquía. El sismo se dió en la misma zoma donde hace exactamente dos semanas otro terremoto se cobró la vida de al menos 47.000 personas y dejó a decenas de miles de personas sin hogar.
Si bien el terremoto de ayer noche no ha causado grandes daños físicos o materiales en Siria, lo peor ha sido el daño psicológico. Tanto los socios de proyectos que tiene ACN en Alepo y en Latakia, como los cooperadores de la fundación en Homs y Damasco, confirman que centenares de gente ha pasado la noche en la calle, en aparcamientos o en iglesias. Los franciscanos de Latakia acogieron de nuevo a doscientas personas en la iglesia y en el patio del colegio de los padre Mekhitarist se convirtió en un inmenso aparcamiento donde cientos de familias pasaron la noche.
“Yo estaba justo visitando una familia en el momento que tembló la tierra. Yo ya había tenido una experiencia de terremoto, cuando era chico en mi país natal, Argentina, pero realmente es terrible, es para tener miedo. Todo el mundo gritaba, tendrían que haber salido de la casa, pero nadie salía, así que decidí quedarme con ellos. Me fijé donde había una viga, y me quedé ahí debajo de la viga, rezando y pidiendo a Dios misericordia”, cuenta el religioso argentino, que atiende una parroquia en uno de los barrios más pobres de Alepo, donde vive un gran número de cristianos armenios.
“Después salí a la calle. Estuve caminando mucho, tres horas caminando por la calle, consolando a la gente, las familias, dándoles coraje, rezando, hasta media noche. Al final llegué a un hospital también, a rezar con la gente que conocía que estaban ahí. También abrimos el obispado para recibir muchas familias”.
“Gracias a Dios, hoy ya mucho mejor. Pero les pido una oración, una oración por nosotros. Dios los bendiga y gracias a ustedes por vuestra cercanía”, dijo el padre.
En la parroquia del padre Hugo ya hay unas 450 familias que están recibiendo ayuda de emergencia, para adquirir por ejemplo mantas, linternas, medicinas, alimentos y leche para niños y ancianos, gracias a la generosidad de los benefactores de ACN.
“Damos gracias a Dios por esta bendición. En vista de las trágicas circunstancias actuales causadas por el terremoto en Siria, particularmente en la ciudad de Alepo, que ha sido clasificada como ciudad devastada, intentamos cubrir el mayor número posible de necesidades, gracias a su ayuda. Aprovecho para agradecer todos sus esfuerzos al servicio de la Palabra de Dios», agradecía a ACN el padre Enrique González, sacerdote que trabaja junto al padre Hugo en la parroquia de Nuestra Señora de la Anunciación en Alepo.
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) tiene en marcha una campaña de emergencia para ayudar a través de la Iglesia local a socorrer a las víctimas del terremoto en Alepo y en Lattakia. Con el envío de una primera ayuda se han apoyado proyectos para ofrecer alimentos, medicinas, productos de higiene y alojamiento, entre otras necesidades básicas. Cada vez más personas se están viendo beneficiadas de esta ayuda.