Un año después del terremoto de Ecuador: ¡No se olviden de nosotros!

ACN.- (Mónica Zorita) Ha pasado un año desde que Ecuador vio como su mundo se caía. 661 muertos según fuentes oficiales* y miles de personas con la vida destrozada, sin casa y sin trabajo. Muchos de ellos siguen todavía viviendo en la calle, en edificaciones de bambú o módulos prefabricados donde en teoría iban a pasar sólo unas semanas.

“Se calcula que son entre 1.500 y 2.000 personas las que sufren esta situación”, explica el Padre Walter Coronel, coordinador de proyectos de reconstrucción en la Arquidiócesis de Portoviejo, durante su visita en la sede internacional de Aid to the Church in Need (ACN). “La mayoría de ellos viven en zonas rurales muy pobres que ya estaban mal antes del terremoto y ahora están peor todavía. Es completamente imposible que salgan adelante sin ayuda”.

Aquel terremoto de 7.9 puntos el 16 de abril de 2016 cambió la vida de muchas personas. El país intenta levantar cabeza, pero no es una tarea fácil. Algunos se han ido a casas de familiares, otros han abierto alguna tienda de alimentación para abastecer a la gente, muchos otros han cambiado de profesión y ahora se dedican a la construcción, y es que a lo largo de este año se ha podido reedificar parte de las estructuras con las ayudas económicas donadas desde diferentes partes del mundo.

“Damos gracias infinitas a todos, por el dinero enviado, por los lotes de emergencia y por sus oraciones”, asegura Walter Coronel, quien a su vez muestra su preocupación ante la actual situación, “nos queda mucho por hacer, por favor no se olviden de nosotros. Necesitamos más ayuda”. El prelado ecuatoriano explica que en la Arquidiócesis de Portoviejo, en la provincia de Manabí, fueron 52 los templos afectados por el terremoto –la mayoría destruidos en su totalidad- y sólo en 25 de ellos se están realizando obras de reconstrucción, “no tenemos dinero para más”.

En una carta enviada a la fundación pontificia ACN, Mons. Lorenzo Voltolini, arzobispo de la arquidiócesis de Portoviejo, explica que a través de la reconstrucción de estructuras pastorales o lugares de culto se está también generando empleo. “No queremos reconstruir sólo con cemento y ladrillos, sino también ayudar a nuestra gente a recuperar su vida cotidiana por medio del trabajo”, se lee.

“No nos dejen sin iglesia”

 Asegura el Padre Walter que son muchas personas que les paran por la calle y les piden que “no les dejen sin Iglesia”. “Muchos de ellos a lo mejor no tienen ni casa, pero quieren su iglesia. En Ecuador los templos son nuestra identidad social, nuestra portada”, afirma rotundamente.

Ahora las misas se celebran en la calle, si hay suerte en carpas, y muchas veces deben ser interrumpidas por las fuertes lluvias o el viento, típicos de esta región de la costa ecuatoriana, donde hace tan sólo unas semanas se repitieron intensos aluviones en las zonas afectadas por el terremoto.

El Padre Walter hace un balance de lo que ha sido este año tan duro y a pesar de estar feliz por todo el apoyo recibido, asegura que en general todos tienen el “estado de ánimo muy decaído”. “Esto es muy doloroso”. El trabajo de la Iglesia ecuatoriana se centra en dar ánimo y acompañamiento a la gente, intentando que “su fe no se desmaye”. Además de las ya mencionadas labores de reconstrucción, generando nuevos empleos.

Ayuda de ACN

La fundación de la Santa Sede tiene en marcha actualmente diferentes proyectos de cofinanciación para reconstruir estructuras parroquiales en Ecuador como es la Iglesia de María Auxiliadora de Pedernales, la de Nuestra Señora del Carmen de Jama o la construcción del conjunto parroquial Santa Rosa de Lima en Canoa y los salones multiuso de la parroquia San Agustín de Calceta, como detalla Marco Mencaglia, encargado de los proyectos de ACN en Ecuador, quien pudo ver de primera mano las zonas más afectadas semanas después del gran seísmo. Igualmente dañada fue la parte sur del Vicariato Apostólico de Esmeraldas donde ACN está apoyando la reconstrucción del Centro parroquial San José en Chamanga.

El Padre Walter Coronel muestra su agradecimiento a esta fundación internacional, “por su cercanía, por su caridad, por involucrar a los benefactores en esta labor tan concreta como es la reconstrucción de templos y estructuras de servicio pastoral y de evangelización para la cual es muy difícil encontrar ayudas”.

“De los más de 40 proyectos que ACN llevó a cabo en el 2016 en Ecuador ocho fueron de ayuda de emergencia y reconstrucción después del terremoto. En total ACN ha apoyado con cerca de un millón a la iglesia local del país. 626.000 euros fueron destinados para ayudas después del seísmo que arrasó el país. Para el 2017 ACN busca financiación para apoyar dos proyectos más: la Iglesia de la Sagrada Familia en Manta que es el principal centro comercial de la arquidiócesis, con más de 200.000 habitantes y la parroquia María Auxiliadora de Quiroga.

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