Una historia de fe

ACN.- El Sr. Inmawe había ido a la ciudad de Mubi a recoger a su hijo a la Universidad Estatal de Adamawa en Nigeria. En dicha ciudad estuvo viviendo tres meses.  Al regresar de Mubi a su ciudad,  el grupo terrorista Boko Haram había entrado y la había sitiado. Se quedaron en su casa, una edificación adosada a otra y situada frente a una mezquita. La vivienda de al lado fue ocupada por terroristas. Inmawe y su familia se quedaron bloqueados en su propia casa y no se atrevían a salir por miedo a los terroristas. Intentaron escapar por la parte trasera de la casa pero fue imposible, todo estaba rodeado, no podían salir.

Un amigo militar les aconsejó que cerrara la puerta principal por fuera cuando los terroristas estuvieran ausentes y no les pudieran ver. Así lo hizo. El amigo les explicó que los terroristas de Boko Haram no forzarían una puerta cerrada desde fuera y no sospecharían que habría gente dentro. Los terroristas solo salían por la noche porque durante el día había aviones que los amenazaban.

Así estuvieron varias semanas, prisioneros en su propio hogar, asustados.  Mientras tanto, los terroristas quemaban casas, mataban, sembrando el terror. Porque los terroristas solo van a matar, a hacer pillaje y a bombardear.

Pero nadie entró en casa del Sr. Inmawe.  Intentaron entrar cinco veces pero al final nunca entraban. Él y su familia se mantuvieron escondidos dentro de la casa. Juntos rezaban tres rosarios diarios y eso les daba fortaleza y esperanza. Estas oraciones produjeron el milagro. El Señor y la Virgen les protegían. Nunca les tocaron.

Cuando los terroristas entraban en la casa salían enseguida. Era algo milagroso. “El Espíritu Santo los cegó y no nos apresaron”, repetía el Sr. Inmawe. “Ni siquiera vieron nuestro depósito de agua con el que nos abastecíamos”, continúa relatando.

Tras ese período los terroristas se marcharon. Habían pasado  42 días antes de que la ciudad fuera liberada. Las casas junto a la del Sr. Inmawe fueron destruidas. La suya no fue tocada. De nuevo esto nos lleva a pensar en  algo milagroso.

Es una verdadera historia de testimonio de fe y oración. Ellos rezaron y a pesar del miedo sabían que Dios les protegía, que estaban en manos de Dios y que si Él quería salvarlos así lo haría. El poder de la oración. Su fe ha sido recompensada. Boko Haram estuvo a la puerta de su casa y pudieron ser asesinados. Nada les ocurrió. Ellos creen que Dios les protegió. Es una historia de fe.

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