ACN.- Frecuentemente se suele acusar a la Iglesia de que, con su prohibición del preservativo, facilita la propagación del SIDA; sin embargo, estas recriminaciones son infundadas. Así lo expone sor Luzia Wetzel, quien en Zambia coordina a nivel nacional el programa de prevención del SIDA «Youth Alive», en una conversación mantenida con ACN.
Los preservativos no son la solución del SIDA; se les da demasiada importancia: «Lo que se dice sobre este tema en Europa y Estados Unidos, no tiene influencia alguna sobre nuestra labor en África, pues nosotros hacemos in situ lo que consideramos adecuado», subrayó esta religiosa de 72 años, que lleva 40 años trabajando en África.
El programa «Youth Alive», que se lleva a cabo en todas las diócesis de Zambia, apuesta por la continencia sexual antes del matrimonio y por la fidelidad dentro de este. Se trata de que los jóvenes comprendan el valor de la vida humana y «no se dejen seducir por otros a hacer algo que contradiga dicho valor»; se lleva a los jóvenes a través de un proceso de conocimiento, en el que participan activamente: se dan cuenta así de la seriedad del peligro que conlleva el SIDA y de que «su vida depende las propias decisiones».
Sor Luzia comentó a Ayuda a la Iglesia Necesitada que nunca ha firmado contratos con organizaciones que se obligan a distribuir preservativos. Sobre todo en la década de 1990 hubo en Estados Unidos una «auténtica obsesión por el preservativo»; ella misma vio cómo en actividades de prevención de diversas organizaciones «se exponían preservativos por todos lados».
El programa «Youth Alive» corre, por completo, a cargo de la Iglesia Católica, pero está abierto a todas las personas interesadas, con independencia de su religión. Cuando, en 1996, se introdujo en Zambia este planteamiento, que procede de Uganda, se produjo una gran frustración: «Mientras que cualquier otro programa nuevo contaba con todo tipo de fondos, “Youth Alive” tuvo que luchar una y otra vez por sobrevivir».
