«La paz sea con ustedes» , el domingo de resurrección y el anhelo de paz

ACN.- En este Domingo de Resurrección 2018, el Padre Ángel Lorente, asesor espiritual de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, hace una reflexión de los tiempos de Pascua, de la paz y del compromiso a la participación ciudadana.

“La paz sea con ustedes”

Celebramos hoy la Pascua de Resurrección en un contexto muy particular, por el inicio de una campaña política, y en el que la sociedad respira un gran anhelo de regeneración y de paz.

El saludo del Resucitado, es precisamente expresión del deseo de que este don sea acogido por todos para ser difundido: “Paz a ustedes” (Jn 20, 21).

“¿Pero, no será la paz una cuestión política? ¿Es oportuno mezclar la resurrección de Jesucristo con una causa encomendada principalmente a los gobiernos? ¿La paz se juega en el campo de los retos sociales regulados por la acción política, o no estará más determinada por la educación moral interior del ser humano, que trasciende en cierta medida a las administraciones y los gobiernos?”

Es cierto que los estallidos de violencia suelen resultar predecibles a tenor del nivel de injusticia social que padezcan los pueblos. Sin embargo, existe otro factor que es el definitivamente determinante en la causa de la paz. Me refiero a la educación moral y espiritual, en la que centró Jesucristo su predicación.

En esta misma línea de incomprensión de los fundamentos últimos de la paz, estamos asistiendo a la pretensión de construir los procesos de pacificación y regeneración social sobre la base de acuerdos “políticos”, excluyendo o, cuando menos, minusvalorando la dimensión moral y espiritual de la realidad. ,

Es importante caer en la cuenta de que uno de los principales obstáculos con el que nos enfrentamos a la hora de llevar adelante la construcción de la paz, es el “cómodo” olvido del principio de subsidiariedad por parte de la mayoría de la sociedad; sumado a la continua injerencia de las administraciones públicas en el ámbito familiar y en las iniciativas sociales. De este modo caminamos hacia un modelo en el que cada vez hay “más estado” y “menos sociedad”; lo que en la práctica se traduce en “más normas” y “menos conciencia”. Parece como si el “estado”, pretendiera construir, por su sola estrategia política, una sociedad justa y pacífica.

En nuestros días, llama poderosamente la atención la gran virulencia del debate político, cuando es un hecho constatable que los distintos partidos caminan de una forma inexorable hacia un pensamiento único, instalado en lo políticamente correcto. Se alimenta la falsa esperanza de que un hipotético vuelco político pudiera posibilitar la justicia y la paz, olvidando la existencia del “pecado original”. La configuración política de los gobiernos podría cambiar, ciertamente, pero el problema es que el “hombre viejo” sigue anidando en el interior de unos y de otros. Cada uno de nosotros y de nuestras familias necesitamos una renovación espiritual, que haga posible que la política tenga “sujeto” y no solo “objeto”. De lo contrario, estamos condenados a reproducir en toda su crudeza el conocido refrán: “Los mismos perros con distintos collares”.

Pero más aún, si ese “hombre viejo” que anida en cada uno de nosotros no es regenerado, el problema no será solo que estemos condenados a la impotencia para transformar nuestra patria; sino que la misma estructura política terminará por anular al hombre, a la familia, y a la misma sociedad. Recuerdo un luminoso texto de una de las encíclicas de San Juan Pablo II: “Cuando los hombres se creen en posesión del secreto de una organización social perfecta que hace imposible el mal, piensan también que pueden usar todos los medios, incluso la violencia o la mentira, para realizarla. La política se convierte entonces en una «religión secular», que cree ilusoriamente que puede construir el paraíso en este mundo” (Centesimus annus, 25).

El saludo del Resucitado tiene más actualidad que nunca, y son muy significativas las palabras que lo acompañan: “Jesús les dijo otra vez: «La paz con ustedes. Como el Padre me envió, también yo los envío»” (Jn 20, 21).

¡Feliz Pascua de Resurrección

Ángel Luis Lorente Gutiérrez

Asesor Espiritual de Ayuda a la Iglesia Necesitada. México

 

 

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