

ACN:- Con motivo del tiempo cuaresmal compartimos una reflexión del Padre Ángel Lorente, asesor espiritual de la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada en México.
¡Cristianismo a la carta! El “gracioso” tiempo de la Cuaresma.
La Cuaresma es un tiempo “gracioso”, no precisamente divertido, sino cargado de “Gracia” que hemos de saber aprovechar.
Nuestro Papa Francisco la ha definido como “el tiempo de desenmascarar las tentaciones…”, y de hecho cada año la Iglesia nos propone renovar, o continuar, nuestro proceso de conversión, desde la consideración de la tentación que conduce al pecado –si nos dejamos vencer– o a la santidad –si la superamos–.
Este año el ciclo litúrgico sigue el evangelio de Marcos, el único sinóptico que no menciona las tentaciones particulares de Jesús, sino sólo acota el hecho en su globalidad. ¿No será quizás para que cada uno de nosotros rellene ese vacío con sus propias tentaciones particulares y habituales?
Yo me quiero detener en una que creo nos afecta a cada uno y conforma (por desgracia) el carácter de casi todos: la FACILIDAD. Lo que el Papa llamó “Cristianismo a la carta”.
Me refiero a esa tendencia cotidiana de quien vive su fe, como quien va al restaurante. Uno llega a su mesa, y enseguida el camarero le presenta la carta y el menú, para poder hacer su elección. Tienes la opción barata del menú del día, o la carta de selecciones culinarias donde podrás disfrutar a capricho de tus gustos.
El problema es cuando leo el evangelio, o lo aplico a la vida, economizando al máximo, o seleccionando a placer. ¡No se vale! Pretendemos esos grandes descuentos sobre el precio original del compromiso cristiano, que terminamos distorsionando la esencia de nuestra religión, y debilitando a extremo nuestra fe… hasta hacerla inocua, inofensiva, lo que nos conduce indefectiblemente a la hipocresía, a la apariencia, a una vida cristiana sin Cristo… osea, una vida pagana disfrazada, enmascarada.
Ahora es tiempo de desenmascarar la fácil tentación, de vivir con autenticidad y recobrar la congruencia de una vida plena, que lea el evangelio en presente continuo y lo conjuge en primera persona.
Angel Luis Lorente
Asesor espiritual de ACN-México