ACN.- Sierra Leona no logra salir de su crisis permanente, y hasta el día de hoy se perciben dolorosamente las consecuencias de la pasada guerra civil (1991 – 2002). Durante dicho conflicto, la mitad de la población huyó de sus lugares de origen y miles de personas murieron. Hoy todavía se puede ver a personas a las que los rebeldes del Frente Revolucionario Unido amputaron una mano o un brazo. Además, muchos niños fruto de violaciones vagabundean desatendidos por las calles, mucha gente fue expulsada de sus hogares y numerosas escuelas fueron destruidas. La pobreza, el desempleo y la corrupción son omnipresentes en este país de África Occidental, que es uno de los más pobres del mundo, y a ello cabe añadir repetidas catástrofes naturales de gravedad y la devastadora epidemia del ébola del año 2014.
Aunque el 70% de la población de Sierra Leona sea musulmán, la Iglesia Católica es allí muy respetada, sobre todo, porque gestiona muchas escuelas y porque presta ayuda a la gente independientemente de su pertenencia religiosa, ayuda que realmente es muy necesaria. No obstante, la Iglesia de Sierra Leona es consciente de que no debe desatender la dimensión espiritual y religiosa, por lo que hace grandes esfuerzos para promover las vocaciones y para formar en profundidad a los futuros sacerdotes.
En la Diócesis de Makeni, que abarca un enorme territorio de 36.000 kilómetros cuadrados y que cuenta con tan solo 25 parroquias, la Iglesia Católica mantiene un seminario menor que sirve de fase previa al seminario mayor. A él asisten jóvenes que se sienten llamados a la vida religiosa. Además de la formación escolar, en este seminario se celebra a diario la Santa Misa y la Liturgia de las Horas, hay espacio para la oración personal y un acompañamiento espiritual. Cada mes se celebra un día de retiro y a mitad del año, los jóvenes varones participan en ejercicios espirituales. “La formación espiritual es el corazón de la formación”, nos asegura el rector del seminario, P. Pedro S. Kanu. Además, también se toman en consideración aspectos psicológicos y socioculturales, pues la formación de los futuros sacerdotes debe abarcar a la persona en su totalidad. “Nuestros futuros sacerdotes se forman para la Iglesia local y la Iglesia Universal”, añade el rector.
Muchos de los actuales 40 sacerdotes de la diócesis también se formaron de jóvenes en el seminario menor, y una buena noticia es que cada año tienen lugar una o incluso varias ordenaciones sacerdotales en Makeni. Esto es fruto de una intensa pastoral de vocaciones. “En las parroquias y escuelas dedicamos un tiempo a hablar de las vocaciones, pues creemos que esta medida contribuye a encender en el corazón de los jóvenes la necesidad de regalar su vida Dios”, señala el rector.
Por desgracia, la crisis mundial también afecta al seminario menor en este país paupérrimo, pues los precios suben casi a diario y resulta difícil financiar los gastos del centro. Lo que necesitan sobre todo son libros de enseñanza y Biblias. Nosotros queremos contribuir con 2.650 euros a que el seminario pueda adquirir los libros que necesita.
Referencia: 147-49-07
