¿Qué queda del viaje papal a la Península Arábiga?

ACN.- Gregory Fonseka expresa su agradecimiento: «Ya vi al Papa Francisco en Sri Lanka, mi tierra natal; pero que celebrara la Misa aquí, en Abu Dhabi, es algo que no esperaba. Mi fe en Jesús ha quedado fortalecida con ello. Gracias, Papa Francisco». La iglesia local en los Emiratos Árabes Unidos está compuesta de personas como Gregory, un trabajador extranjero.

La Iglesia católica cuenta con aproximadamente un millón de fieles. Estos tienen a su disposición nueve parroquias en total… demasiado pocas para tantas personas. Viven y trabajan temporalmente en un país que les concede libertad para asistir a oficios religiosos, pero no una plena libertad religiosa. Los ciudadanos de los Emiratos no pueden convertirse al cristianismo ni a ninguna otra religión. Teóricamente, apostatar del Islam puede condenarse con pena de muerte, si bien esta pena no se aplica en los Emiratos. Sin embargo, los conversos se enfrentan a una fuerte presión por parte de sus familias. La actividad misionera cristiana está prohibida y está castigada con la expulsión del país.

Ante este trasfondo, la Misa que celebró el martes por la mañana el Papa Francisco fue muy especial. De hecho, con la gran Misa celebrada en el Estadio Jeque Zayed de la capital de los Emiratos el Santo Padre sentó nuevos parámetros: por primera vez en la historia la cabeza visible de la Iglesia católica celebró una Misa en el corazón del Islam —solo hay unos cientos de kilómetros a La Meca —; además, fue la mayor Misa de la historia en la Península Arábiga: más de 160.000 cristianos se reunieron en el estadio – situado en la periferia de Abu Dhabi – y alrededor del mismo. Aplaudieron entusiasmados cuando el Papa pasó entre la multitud en un vehículo abierto.

También fue una novedad que la Misa se celebrara en un espacio público. En este país, en el que el Islam es la religión oficial, solo se puede celebrar la misa entre los muros de una iglesia; las campanas y las cruces visibles no están permitidas. Una Misa en un edificio público, retrasmitida por televisión y con la presencia de miembros del Gobierno, fue algo muy especial. Sobre el ‘escenario’ donde estaba el altar se alzaba una cruz inmensa. Estuvieron presentes miles de musulmanes escuchando al Papa predicar sobre el sermón de la montaña como programa de vida de un cristiano. La multitud aplaudió agradecida cuando Mons. Paul Hinder dio las gracias al Príncipe heredero de los Emiratos por la posibilidad de celebrar la Misa en un espacio público. «La familia soberana contrae así un riesgo —dice una periodista de Abu Dhabi, que no desea que se mencione su nombre—. Por ejemplo, los eruditos islámicos de Arabia Saudí reprobarán con seguridad que se celebrara una Misa en suelo islámico»

Pero, ¿qué queda del viaje papal? ¿Mejorará la situación de los cristianos en esta región? Mons. Camillo Ballin, Vicario Apostólico del norte de Arabia, es escéptico. Al igual que en la Vicaría Apostólica del sur de Arabia que acaba de visitar el Papa Francisco, también allí millones de cristianos viven como trabajadores extranjeros en un territorio que comprende Arabia Saudí, Qatar, Kuwait y Bahréin. En ninguno de estos países existe libertad religiosa. En la conversación mantenida con Aid to the Church in Need durante su visita en Abu Dhabi, Mons. Ballin declara: «El viaje del Papa anima también a los cristianos del norte de la Península Arábiga a vivir su fe con mayor convencimiento y a vivir en comunidad de caridad con los musulmanes. Además, estoy seguro de que el encuentro interreligioso en Abu Dhabi puede facilitar una nueva mentalidad. Pero los grandes cambios no se producen en 24 horas. Por eso no espero cambios concretos».

El cardenal Bechara Rai, Patriarca de la Iglesia maronita unida con Roma, es más optimista. Considera que el encuentro del Papa con representantes destacados del Islam como el Gran Imam de la Universidad Al Azhar es un acontecimiento importante para la relación ente el Islam y el cristianismo. «Por supuesto que va a haber cambios, también en Arabia Saudí, donde no hay ni iglesias ni Misas en público por ahora. El encuentro entre el Papa y representantes del Islam no se quedará sin consecuencias; pero se necesita tiempo».

George Samia, un joven católico que vino desde Dubai a Abu Dhabi para participar en la Misa del Papa, extrae un balance positivo: «para los no cristianos, la visita del Papa ha sido una ocasión para aprender más sobre el cristianismo y su mensaje de amor. Ha sido maravilloso. Estoy orgulloso de hacer podido participar en este acontecimiento histórico».

 

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