Rusia: estipendios de Misa para los 43 sacerdotes

ACN.- Con sus diez millones de kilómetros cuadrados, la Diócesis de San José con sede en Irkutsk es más grande que Estados Unidos. Limita con China, el Océano Pacífico y Alaska, y abarca siete husos horarios. Esparcidos por este vasto territorio viven unos 52.000 católicos, atendidos por 43 sacerdotes que afrontan enormes desafíos.

Las condiciones climáticas sextremas, pues no son infrecuentes las temperaturas de 50 grados bajo cero, y en algunos lugares hace incluso más frío. La ciudad de Yakutsk, por ejemplo, se considera la ciudad más fría del mundo, con temperaturas polares de hasta 70 grados bajo cero. El invierno dura casi nueve meses, durante los cuales incluso de día apenas hay luz. El territorio está habitado por tribus autóctonas, y todavía hay personas que practican el chamanismo, pero hoy la mayoría son cristianos. Los Padres Salesianos trabajan en Yakutsk y en la ciudad de Aldán, a unos 500 kilómetros. En los alrededores de Aldán, los Padres visitan cada semana varios pueblos donde viven católicos del pueblo yakuto, mientras que otros pueblos, situados a muchos cientos de kilómetros de distancia, solo reciben su visita una vez al año.

También los demás sacerdotes de la Diócesis de San José tienen que recorrer largas distancias para visitar a los fieles dispersos y llevarles los sacramentos. Estos pastores de almas llevan a cabo su ministerio en las condiciones más difíciles. Para subsistir dependen de las colectas y los estipendios de Misa, pero los fieles locales tienen poco y solo pueden apoyar a sus sacerdotes en pequeña medida. Por lo tanto, los estipendios de Misa del extranjero suponen una gran ayuda. El año pasado, gracias a vuestra ayuda, pudimos apoyar a los 43 sacerdotes con estipendios de Misa.

El P. Włodzimierz Siek, Vicario General de la diócesis, expresa su gratitud en nombre de sus compañeros por la ayuda recibida: “Este apoyo nos hace tomar conciencia de que nuestros benefactores están directamente implicados en nuestro apostolado. Realmente nos anima pensar que, como sacerdotes, no estamos solos en la inmensidad de Siberia, y entonces el frío implacable del exterior y las altas capas de nieve ya no resultan tan terribles. Por ello, doy las gracias de corazón a todos los que se unen a nuestro apostolado y participan de nuestro ministerio apoyándonos. Nosotros y nuestros fieles rezamos por vosotros. Quiera Dios recompensaros por vuestra generosidad”.

 

Referencia: 427-04-masses

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