Sacerdote cuenta cómo se vivió la noticia de la liberación de los pueblos de la Llanura de Nínive

ACN.- (Mónica Zorita) Estas navidades los cristianos refugiados en el norte de Iraq vivieron el Nacimiento de Jesucristo con una doble alegría, ya que se han liberados la gran mayoría de los pueblos de la Llanura de Nínive que fueron ocupados por el Estado Islámico (EI) en el verano del 2014, cuando más de 120.000 habitantes tuvieron que abandonar sus casas a toda prisa ante el avance y las amenazas yihadistas.

“Cuando nos llegó la noticia de que el EI empezaban a perder territorios se formó una fiesta espontanea en los campamentos, la gente salía de sus casas, bailaban y cantaban como si no tuvieran más problemas en sus vidas”, asegura el Padre Luis Montes, Vicario del Obispo del Rito Latino para el Kurdistán iraquí, quien vive en Iraq desde el 2010.

En declaraciones para la fundación internacional Aid to the Church in Need (ACN), el sacerdote argentino del Instituto del Verbo Encarnado, detalla que a pesar de la alegría que tuvieron en un primer momento, ahora llegan pasos muy difíciles para la recuperación. Se calcula que el 60% de las casas de la Llanura del Nínive han sido quemadas y los terroristas han sembrado el territorio de minas e incluso “han dejado bombas entre los juguetes de los niños” para que exploten cuando vuelvan.

“Algunos habitantes han podido regresar a sus casas pero sólo para ver cómo estaban, porque es imposible vivir allí ahora”, asegura con tono serio el Padre Montes, “primero habrá de desminar todo el territorio y luego reconstruir los pueblos totalmente. Está todo por hacer, esta gente no tiene nada”.

Mientras tanto en Érbil, en la capital de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí, donde actualmente viven la gran mayoría de los cristianos del país, se ve como sueñan despiertos los refugiados. “No pierden la esperanza de volver a sus casas, se imaginan que tienen de nuevo sus hogares para recibir a amigos y familiares, porque para ellos la hospitalidad es importantísima. A pesar de todo, los iraquíes no pierden la sonrisa de su boca, ni la esperanza”.

El Padre Luis Montes atestigua que este pueblo es un ejemplo de superación y han demostrado que están sobrellevado estos terribles años “no sólo con paz, sino con alegría. Aquí es fácil ser pastor, porque ellos sí viven lo que predican. Hablarles del perdón es sencillo, porque perdonan sin rencor. Ellos son lo que nos están enseñando a nosotros”.

En el norte de Iraq la Navidad se vive de una manera muy intensa, las calles y las casas se decoran con árboles y luces y se respira una atmósfera especial. Los fieles se han preparado durante el Adviento para la llegada del Señor con confesiones y el momento álgido son las diferentes misas de estos días. El sacerdote argentino Luis Montes detalla que en los campamentos, después de la santa misa se reparten chocolates como símbolo de alegría y de hermandad, y si alguna institución ha donado regalos también se dan, “es impresionante la cara que ponen los niños al ver los obsequios, no sólo por lo que reciben, sino por el hecho de que otras personas que están muy lejos de allí se han acordado de ellos”.

La temperatura estos días baja a tres grados bajo cero de media, mucho para un país acostumbrado a más de 50 grados durante el verano, así que la solución son “mantas y más mantas” ya que las paredes de las casetas prefabricadas de los campos de refugiados son muy finas. “Cómo se hicieron deprisa y corriendo para acoger a la gran masa de fieles, muchas de las casetas tienen problemas de construcción, así que poco a poco se están reformando, y también en algunos casos las familias viven en pisos compartidos que están alquilados por la diócesis de Erbil”.

“Saben que los cristianos de fuera les han mantenido con vida”

Desde el año 2011 la fundación apostólica ACN ha ayudado a este país en diferentes proyectos como ha sido la creación de escuelas, el alquiler de viviendas para familias refugiadas, estipendios de misas para los sacerdotes, regalos de Navidad o gastos de mantenimiento de los diferentes campamentos cristianos. De esta manera el Padre Luis Montes muestra su agradecimiento profundo a la fundación y asegura que los refugiados “saben que los cristianos de fuera les han mantenido con vida, y siempre rezan por todos los benefactores”. Aún así, el sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado insta a que cuando se derrote al Estado Islámico, la comunidad internacional no se olvide de Iraq, “hay que reconstruir de nuevo este país, se han quedado sin nada”.

 

 

LUIS MONTES
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