Arzobispo Mourad: ‘La Iglesia en Siria está muriendo. No hay libertad, religiosa o de otro tipo’

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Fotografía de portada: Greek Orthodox Patriarchate of Antioch

Sería una pérdida enorme, porque “la Iglesia nos recuerda a todos la ética de la justicia y la dignidad del ser humano como valor supremo”.


 

Entre quienes viajaron a Roma para participar en la presentación del Informe sobre la Libertad Religiosa 2025, de la fundación pontificia ACN, estaba el arzobispo sirocatólico de Homs, Hama y Nabk. Monseñor Youlian Jacques Mourad, quien en 2015 estuvo secuestrado por el Isis,  aportó una completa panorámica sobre la situación de su país.

Durante la presentación alertó de que “la Iglesia está muriendo en Siria” pues la situación política y judicial es insostenible y la mayoría de los cristianos se están marchando del país en busca de mejores condiciones de vida.

Monseñor Mourad, de 57 años, pertenece a una comunidad monástica empeñada en cultivar relaciones de fraternidad entre cristianos y musulmanes, en un país en el que los primeros son el 2,3% y los segundos el 95,9%. Evita hablar de las torturas que sufrió hace años a manos del Estado Islámico y prefiere pensar en los musulmanes que lo ayudaron a escapar de los milicianos. Habla con suavidad, pero con palabras claras: “Esperamos que alzar la voz en este momento haga bien a nuestro país”.

Siria / Mons. Jacques Mourad / ACN/Flavio Ianniello
Siria / Mons. Jacques Mourad / ACN/Flavio Ianniello

La fundación pontificia ACN estimaba que en 2011 residían en el país 2,100,000 cristianos y en 2024 la cifra era de unos 540,000. “No ha funcionado ningún intento de la Iglesia universal y de la Iglesia local por limitar el flujo migratorio, porque las causas no están relacionadas con la Iglesia sino con la desastrosa realidad política y económica del país. No es posible intentar limitar una oleada migratoria sin intentar primero establecer un modelo político de gobierno bien definido en Siria y un sistema de seguridad sólido”, explicó el arzobispo.

Según denunció, “el pueblo sirio sigue sufriendo violencia y represalias y persisten trágicos y lamentables acontecimientos que echan por tierra todas las reivindicaciones internacionales y las recriminaciones populares encaminadas a poner fin a este baño de sangre”. “Cada vez nos parecemos más a Afganistán; no hay esa violencia, pero tampoco estamos lejos. Se practican muchos tipos de presión sobre las personas. No piensen que estamos caminando hacia la libertad, ni libertad religiosa ni ninguna otra libertad”, aseguró.

Siria / Aleppo / Crédito: HiBa/ACN
Siria / Aleppo / Crédito: HiBa/ACN

Desde Roma hizo un “llamamiento a todas las personas de buena voluntad del mundo para que tomen las medidas necesarias para poner fin a la violencia y encuentren los medios para acabar con las injusticias pasadas y presentes”. Aclaró que “la falta de justicia es el resultado de los últimos 60 años, durante los cuales se ha creado una profunda división entre el Estado y el pueblo”.

“La gente no tiene confianza ni en el gobierno local ni en la comunidad internacional. Nos fiamos solo de Dios”, dijo.

Explicó que les preocupa que un tratado de paz con Israel les obligue a ceder los Altos del Golán. Considera que eso supondría “privar a los habitantes de Damasco de las fuentes de agua y esclavizarles”. “¿Quién aceptaría un tratado así? ¿Dónde están los valores de los derechos humanos que deberían ayudar a tomar decisiones justas para ambas partes?”

Su propuesta es por un lado que “la comunidad internacional adopte una postura clara respecto a lo que está sucediendo en Siria”. Por otro, solicitó que “todas las instituciones y organizaciones locales e internacionales que operan en Siria cooperen, junto a instituciones culturales, escuelas, universidades e institutos, para superar el miedo que reina en la sociedad y organizar cursos de formación sobre el papel de la legislación en la instauración de la justicia y la independencia del poder judicial”.

Explicó que, por su parte, la Iglesia está organizando en Alepo “foros para formar a personas capaces de desempeñar un papel político cuando se presente la oportunidad y, en consecuencia, contribuir a garantizar la transición de un régimen autoritario y unipolar a un régimen democrático”. Recuerda que están en su derecho de hacerlo, “en un país tan rico en historia, civilización y valores humanos”. Pero reconoce que los católicos “hoy nos sentimos extranjeros en nuestro propio país, lo cual es intolerable”.

“Les damos las gracias, queridos amigos de ACN, benefactores y socios, porque hacéis posible que sea aliviado el sufrimiento de los cristianos perseguidos y necesitados en Siria y en todo el mundo. Que el Señor bendiga vuestra labor para que podáis seguir cumpliendo vuestra misión”. “Damos gracias a Dios por la existencia de la Iglesia que nos recuerda a todos la ética de la justicia y la dignidad del ser humano como valor supremo”, se despidió.

ACN apoya a las víctimas de guerra en Siria a través de la Iglesia, quien ofrece apoyo de emergencia y soporte emocional a las familias afectadas. Tú puedes apoyar a través del siguiente el link: https://bit.ly/NotaSiriaAyudaEmergencia