En Pakistán, Shagufta Kausar fue condenada a muerte por supuesta blasfemia y pasó más de ocho años en prisión. Recientemente ha compartido su historia en Roma en la presentación del ‘Informe sobre la libertad religiosa en el mundo’.
En el verano de 2013, una turba irrumpió en la sencilla casa en la que vivían Shagufta Kausar y su marido paralítico, Shafqat Emanuel, junto con sus cuatro hijos. Entre los que la buscaban y acusaban de blasfemia había civiles y policías. Ella y su marido fueron golpeados y llevados a la comisaría, donde fueron torturados.
Allí supieron que Shagufta estaba acusada de enviar un mensaje de texto blasfemo nada menos que al presidente del Colegio de Abogados de Pakistán, un hombre al que esta pobre mujer cristiana nunca había conocido en su vida y cuyo contacto no tenía.
“Fue persecución por mi fe. Había una multitud fuera de la comisaría que gritaba: ‘Muerte a Shagufta y Shafqat Emanuel’”, ha contado recientemente Shagufta en su testimonio durante la presentación del Informe sobre la libertad religiosa en el mundo en Roma, organizada por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). La acompañaba su hermano, que habló en su nombre, ya que ella no domina el inglés.
A pesar de lo improbable de la acusación, tanto Shagufta como su marido fueron condenados a muerte y pasaron los ocho años siguientes en régimen de aislamiento en diferentes prisiones.
Durante esos tiempos oscuros, su fe se vio a menudo puesta a prueba, pero ella se mantuvo firme a pesar de los esfuerzos de algunos grupos de personas por convertirla. “En ese momento me ofrecieron la opción de ser liberada simplemente negando a Jesús. Pero yo dije que no, que Jesús había muerto en la cruz por mis pecados y que no renegaría de él”.
Su estancia en prisión fue muy perjudicial para su salud. Comenzó a perder movilidad en las extremidades y, en un momento dado, perdió la capacidad de hablar. Desesperada, rezó. “Le pedí al Señor que me concediera seguir viva, porque quería volver a ver a mis hijos. Entonces tuve una visión. Vi la cruz y vi al Señor, y Él me sanó, y yo me incliné y alabé al Señor por la vida que me había dado”.
Shagufta no olvida a los cristianos perseguidos en Pakistán
Con recobrado vigor, Shagufta se aferró a la oración y a la Palabra de Dios, leyendo su Biblia. “Un día que estaba leyendo los Hechos de los Apóstoles, cuando Pablo y Silas están en la cárcel y un terremoto abre las puertas. Justo cuando estaba leyendo eso, sentí un terremoto real. Todo temblaba y los guardias gritaban. Pero, al cabo de un tiempo, hubo otro tipo de terremoto: en Holanda se presentó una petición para que me liberaran. Dieciséis mil personas firmaron en un solo un día la petición, que se entregó a la embajada de Pakistán. Y luego el Parlamento Europeo aprobó una resolución, con más de 600 votos, amenazando a Pakistán con consecuencias si no nos liberaban. Esa fue una iniciativa liderada no solo por cristianos, sino también por muchas personas que no lo eran. Para nosotros fue un milagro”.
Al poco tiempo, ella y Shafqat Emmanuel fueron puestos en libertad y pudieron reunirse con sus hijos. El Gobierno pakistaní les proporcionó protección y finalmente abandonaron el país.
Aunque Shagufta y Shafqat ahora son libres, no se olvida de sus compatriotas, que siguen sufriendo persecución en Pakistán. “Ahora estamos ocupados en defender a nuestros hermanos y hermanas que permanecen entre rejas, porque hay muchos que siguen sufriendo”.
El de Shagufta fue uno de varios testimonios de primera mano sobre la persecución que se escucharon en la presentación oficial del Informe sobre la libertad religiosa en el mundo en el evento organizado por ACN en Roma. Tras la conferencia, la mujer paquistaní tuvo la oportunidad de reunirse con el Papa León XIV en la audiencia general del miércoles y de a entregarle un ejemplar de su libro Under Threat of Death: A Mother’s Faith in the Face of Injustice, Imprisonment, and Persecution (Bajo amenaza de muerte: La fe de una madre frente a la injusticia, el encarcelamiento y la persecución).
Tras dicho encuentro, Shagufta expresó su gratitud a ACN. “Estoy agradecida a ACN International, que es un instrumento de la Providencia. Soy profundamente feliz porque mi deseo de conocer al Santo Padre se ha hecho realidad. Pensaba que no era digna de conocer al Papa, pero vosotros lo habéis hecho posible al traerme aquí. Rezo por todos vosotros; el encuentro con el Papa me ha traído la bendición de Dios. He llorado al encontrarme con el Papa porque ese encuentro ha sido realmente una bendición para todos los cristianos perseguidos en el mundo. Que Dios bendiga a todo el equipo de ACN y a sus benefactores”.
En el Informe sobre la libertad religiosa en el mundo 2025, Pakistán figura como país donde se da una grave persecución. Los cristianos y otras minorías religiosas son a menudo acosados, y la infame ley de blasfemia del país se utiliza indebidamente para venganzas personales, lo que da lugar a situaciones de atroz injusticia.
Nuestra ayuda es fundamental para los cristianos que viven persecución religiosa en el mundo. ¡Tú puedes ser la esperanza que necesitan!

















