ACN.- La Prelatura de Jesús María se encuentra en el centro de México. Su territorio es con 25 mil kilómetros cuadrados mayor que la mitad de Suiza, pero solo cuenta con 135 mil habitantes que viven muy dispersos. 120 mil de ellos son católicos y reciben la asistencia de tan solo 14 sacerdotes que deben hacerse cargo de zonas de gran extensión. Esta región es una de las más pobres de México.
Dada esta situación, la labor de las religiosas es especialmente importante y valiosa. 24 religiosas de la congregación nativa de las Misioneras Franciscanas de Jesús María trabajan en la prelatura. Esta comunidad religiosa fue fundada en 1970 para apoyar pastoral y socialmente a los habitantes de las montañas.
La congregación cuenta con asentamientos en ocho lugares, desde los cuales las religiosas atienden a los pueblos de la zona. Las localidades de la zona montañosa están muy alejadas las unas de las otras, por lo que, en el pasado, las Hermanas tenían que ir montadas en burro para visitarlas. Las Misioneras Franciscanas de Jesús María ayudan a la población indígena, que vive en la pobreza.
Trabajan con niños y jóvenes, enseñan a las madres a cuidar de sus recién nacidos, aconsejan a las familias y atienden a ancianos y enfermos. Además, imparten clases. Pero especialmente importante es su papel en la pastoral, pues reúnen a los creyentes para rezar y cantar cuando ningún sacerdote puede acudir, e imparten la catequesis.
Estas religiosas también viven en la pobreza y realizan su difícil servicio a los pobres y marginados de forma desinteresada. Para que puedan costear sus humildes gastos de alojamiento, transporte, atención médica y demás necesidades vitales las volvemos a apoyar con 9 mil 800 euros. Las Hermanas nos dan cordialmente las gracias y rezan por todos los bienhechores.