ACN.- La congregación de las Misioneras de Jesús Verbo y Víctima fue fundada en 1961 en Perú. Estas religiosas están sobre todo presentes en zonas en las que hay pocos sacerdotes. “Donde termina una carretera asfaltada, allí empieza la labor de una Misionera de Jesús Verbo y Víctima”, reza su lema.
Desde 2016 las religiosas de esta congregación también están presentes en la Diócesis de Santa Clara en Cuba. El Obispo, Mons. Arturo González Amador, está muy contento de poder contar con ellas en este extenso territorio marcado por una profunda pobreza y por las largas distancias, y donde apenas hay redes de transporte. Y es que las sectas, que disponen de más recursos que la Iglesia Católica local, se están extendiendo cada vez más. El Obispo también nos informa de lo agradecida que está la gente del campo cuando recibe la visita de estas religiosas, y alaba su “gran celo pastoral”.
Las Hermanas instruyen a niños y adultos en la fe y los preparan para la recepción de los sacramentos. También visitan a familias en sus casas y acompañan y atienden a enfermos y moribundos. Además, cuentan con el permiso del Obispo para celebrar la Liturgia de la Palabra, en la que se administra la comunión, y también pueden celebrar bodas y funerales.
Muchos pueblos están tan alejados que hace tiempo que ningún sacerdote va a visitarlos. Por ello, a menudo, los conocimientos catequéticos son solo rudimentarios. “Algunos dicen que creen en la Virgen María, pero no conocen a su hijo. Han vivido muchos años sin Dios y sin catequesis”, informa la Hna. Verónica. En esta región queda mucha labor evangelizadora por hacer, y los que se muestran más receptivos son los niños, a los que las religiosas enseñan valores y hablan de Jesús.
ACN contribuirá con 3.500 euros a la labor de estas religiosas y apoyará con otros 4.500 euros para su sustento.
Referencia: 216-05-39
