Senegal: Ayuda al sustento de cinco Clarisas

ACN.- Senegal es marcadamente musulmán desde el siglo XI, y, actualmente, más del 90% de los 17,2 millones de habitantes de este país del África Occidental son musulmanes. Allí el sufismo -la doctrina mística del Islam- está muy extendido, y tradicionalmente, la coexistencia entre musulmanes y cristianos ha sido pacífica y tolerante. Sin embargo, también allí, como en muchas otras partes de África, el Islam está cada vez más influenciado por Arabia Saudí.

Aunque los cristianos sólo constituyen una minoría de un 5% -la mayoría católicos-, la Iglesia gestiona numerosas escuelas e instituciones benéficas como, por ejemplo, orfanatos y dispensarios, que están abiertos a todos los grupos religiosos. El núcleo que da vida a estas actividades y que las sostiene, y del que se alimenta la vida de Iglesia, es la oración. Sin la oración, todo lo demás resulta estéril.

Para reforzar el elemento contemplativo de la Iglesia senegalesa, cinco Clarisas viven desde diciembre de 2020 en un convento todavía provisional en Ndollor, en la archidiócesis de Dakar. Las religiosas fueron enviadas desde su convento de Abiyán (Costa de Marfil) para establecer una rama de su orden en Senegal, y lo hicieron por invitación del Arzobispo de Dakar, Mons. Benjamin Ndiayev, quien espera que con sus oraciones se impulse con vigor y arraigue más profundamente la Buena Nueva en el corazón de sus fieles.

En la actualidad, las Hermanas siguen alojadas en un lugar provisional y se sustentan con el cultivo de mijo, cacahuetes y maíz. Sin embargo, según nos escriben, sus condiciones de vida son duras: “La lluvia es escasa y sólo llueve tres meses al año, mientras que la estación seca aquí dura nueve meses. Así que tenemos que confiar en la providencia divina, a la espera de que la próxima temporada sea mejor. Aquí, la pobreza y la lucha por la supervivencia forman parte de la vida cotidiana, tanto de la nuestra como de la de los demás. Como orden mendicante vivimos en gran medida de los donativos que obtenemos de diferentes fuentes, pero los campesinos de la zona también son pobres, así que compartimos con ellos lo poco que tenemos. Además, el hecho de ser relativamente nuevas aquí es una dificultad añadida, pues construir un convento no es algo fácil; requiere de muchos recursos financieros, y eso no contribuye precisamente a mejorar nuestra situación”.

Para ganarse el sustento, las Clarisas cuentan con un taller donde, por ejemplo, confeccionan cirios, pomadas medicinales y ornamentos litúrgicos que luego venden. Sin embargo, sus condiciones de vida son más que modestas: a menudo no tienen electricidad, por lo que tienen que rezar a la luz de linternas. Dada su necesidad, se han dirigido esperanzadas a nosotros: “Osamos llamar a la puerta de ACN, que es también la puerta de su corazón, para pedir ayuda económica para poder comprar alimentos para nosotras y también para todos los que llaman a la puerta del convento. Si nos ayudan, también ayudan a los miembros dolientes de Cristo”.  Nosotros no queremos dejarlas en la estacada y por ello hemos prometido apoyarlas por un año con una ayuda al sustento. ¿Quién nos ayuda a cumplir esta promesa?

 

Referencia: 146-06-39

 

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